Opinión | tribuna libre

Córdoba ante una situación insoportable

Urge alcanzar un pacto social contra la desigualdad para el fortalecimiento los servicios públicos

Córdoba es esa ciudad conocida internacionalmente por la riqueza de su patrimonio monumental, la gastronomía típica, las fiestas populares y la arquitectura genuina de sus calles. Contamos con cuatro reconocimientos de la Unesco, de los cuales nos felicitamos por atraer a más de un millón de turistas al año (1.027.432 en 2022, según el INE), casi cuatro veces más que las personas que la habitamos. 

Sin embargo, parece que poco repercute en la distribución de riqueza de la ciudad, si atendemos a su enorme desigualdad social. Una desigualdad tal que nos sitúa a la cabeza de España, contando con cinco de los barrios que se encuentran en el 1% de los más pobres de nuestro país: Las Palmeras, Guadalquivir, Sector Sur, Las Moreras y El Higuerón. Unos barrios en los que viven alrededor de 41.134 personas, cerca del 15% de la población, y donde la renta media anual oscila entre los 6.061 € del Sector Sur y los 9.492 € de El Higueron, Majaneque y Alameda del Obispo, y en los que entre el 38% y 50% de sus residentes no tienen trabajo, según el INE (2022), viendo sus oportunidades vitales mermadas desde el nacimiento.

En el lado contrario encontramos barrios que se sitúan entre el 1% de los más ricos de España, encabezándolos El Brillante, donde la renta media por hogar llega a los 128.763 € al año (según el ‘Atlas de distribución de renta de los hogares’ del Instituto Nacional de Estadística de 2022). Otros barrios que encabezan este ranking disfrutan de rentas medias por hogar de 103.107 € (El Tablero), 83.029 € (El Patriarca) o 68.201 € (Zona Centro-Tejares, Gran Capitán). La tasa de paro de estos barrios oscila entre el 3% y el 6% de la población activa.

Una realidad que es pública y notoria y parece incrementarse, según el Barómetro de Opinión Pública y Social del área de sociología de la UCO, en el que 7 de cada 10 cordobeses manifiestan que la desigualdad social ha aumentado en los últimos cuatro años y en el que 9 de cada 10 considera que Córdoba ofrece pocas o ninguna oportunidad para crear empleo. De hecho, según esta fuente, el 52% de los cordobeses menores con menos de 24 años y el 34% de quienes tienen entre 25 y 49 años ha barajado marcharse de Córdoba para mejorar su vida.

Dentro de esta Córdoba precaria, existe una parte de su población cuya situación es infinitamente más vulnerable. Si examinamos la situación de las clases bajas, de acuerdo con el mencionado barómetro, la percepción de que la situación económica de Córdoba es mala o muy mala y de que ha aumentado la desigualdad social alcanza al 80%. Asimismo, la que peor está pagando la factura de las sucesivas crisis económicas es, sin duda, la clase social baja, aunque también las clases medias, entre las que el 83% afirman padecer problemas para pagar la factura de la luz y la compra de alimentos, pero también el alquiler o la hipoteca (el 60%), el consumo de ocio (el 60%), la compra de ropa, vestidos, calzado (el 50%), e incluso los gastos de los hijos/as y los gastos escolares (el 43%). 

Una fotografía que muestra una falta de equidad social tal en nuestra ciudad que nos habla de varias Córdobas y de una estructura de clases sociales que, además de situar a sus vecinos y vecinas ante panoramas vitales muy desiguales, genera una ciudad débil; débil porque en este marco es muy difícil generar dinamismo económico y garantizar prosperidad general en la ciudad. No olvidemos que el poder adquisitivo de la población, las posibilidades de consumo, la capacidad de emprendimiento, dependen de que exista una masa socioeconómica suficiente para vertebrar el desarrollo económico. Con lo cual, Córdoba jamás podrá ‘crecer como ciudad’ si no lo hacen al unísono la mayoría de sus barrios y sus gentes. 

En un contexto en el que la renta per cápita de Córdoba es de 16.396 €, situándonos en el cuarto puesto a la cola de las capitales de España y con algo más de 3 de cada 10 personas en riesgo de pobreza, urge alcanzar un pacto social contra la desigualdad social en Córdoba, que se exprese a través de una política de fortalecimiento de los servicios públicos, en especial de la formación para el empleo, la creación de empleo público, las políticas sociales directas y la vivienda pública. Igualmente, innovar políticas dirigidas a la promoción social de los barrios más vulnerables de la ciudad, favoreciendo el dinamismo y vertebración vecinal, lo que requiere la creación de servicios, en suma, transformar el modelo urbano de ciudad-gueto en el que se ha convertido Córdoba. E igualmente implantar en la Universidad de Córdoba el grado de Trabajo Social, para dotar de más recursos humanos y profesionales para este propósito a la ciudad. 

*Catedrático de Sociología de la Universidad de Córdoba

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