Opinión | LA CAFETERA DE ASPASIA

Pilar

Hoy es el día de la Fiesta Nacional, un evento que se puede celebrar tanto desde lo que nos une como desde el recelo por las cosas que nos separan. Considero que cada uno es libre de interpretar esta efeméride desde donde quiera: desde la reflexión, desde el rencor histórico, con responsabilidad presente o, simplemente, desde el desquiciamiento. Esto no lo podemos evitar.

No obstante, si yo hoy pienso en la hispanidad y en el Día del Pilar, sin duda, en quien pienso es en la artista andaluza Pilar Albarracín, una de las autoras internacionales más importantes que tenemos en nuestro país. Una sevillana que es Medalla de las Bellas Artes en Francia, esa república que trata a los artistas como si fueran reyes, que los cuida y los valora... donde sea que hayan nacido.

Albarracín es una de las autoras que más ha recurrido a los tópicos nacionales para replantearlos o dinamitarlos, para hacernos pensar qué somos como nación. La vimos en 2012 en posición horizontal escalando (vestida con traje de flamenca) la fachada de un edificio, agarrada a una cuerda de alpinista, con los pies apoyados en su fachada, en su obra ‘Le duende volé’. También, acostada en una cama con una cabeza de toro... como ‘a lo El Padrino’ pero sin violencia, con bastante más erotismo y humor. En su obra recurre no sólo a toda la iconografía tradicional española, sino que tampoco ha olvidado las técnicas de creación que históricamente fueron asociadas a la artesanía, a un ‘arte menor’ por haber sido realizado normalmente por la mujer, como es el bordado. Con él ha denunciado temáticas de guerra, de salud mental, de desamor, de injusticia o la violencia de género cuando su obra se acercó a la del buey desollado de Rembrandt al colgarse ella misma envuelta en un mantón de Manila cual pieza de carne, con Mantilla, en su serie ‘Carne y tiempo’. Pilar se ha retratado vestida de torero con taconazos, ha recurrido al oscuro mundo de la copla, o del relicario.

Personalmente, creo que los mitos y los símbolos deben servir para hacernos pensar juntos en cuál fue nuestro pasado, en cómo queremos que sea nuestro presente y nuestro futuro. Entender la nación no es defender el nacionalismo que, en su versión política, me parece de los ideales más desleales y deshumanizados que hay. Feliz día.

* Artista y profesora de la Universidad de Sevilla

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