Opinión | entre líneas

Tiempos de adhesiones inquebrantables

Hables con quien hables, la prensa siempre «la tienen controlada» los de la ideología contraria

Ironizaba la semana pasada sobre el comentario de un amigo que calificaba de ‘prebélico’ el clima político actual. Sin embargo, como nada es totalmente blanco ni negro, soy el primero en reconocer que si no hay peligro de liarnos a bofetadas, sí existe una tensión política que ni viene a cuento ni se ha visto en mucho tiempo. De hecho, cualquier reflexión que hagas pública te coloca, sin derecho a réplica ni a matizar, en uno u otro lugar del arco político. Y más aún sabiendo que está de moda culpar a la prensa de todos los males que le ocurre al partido propio. Y eso sin distinguir a la prensa en general de la prensa política, que para los periodistas suele ser solo una pequeñísima parte de su actividad, y en la que cada vez encontramos a más políticos en ciernes y a menos profesionales de la información. Así, proliferan los que se empeñan en perseguir todo periodismo sin distinción, en lugar de proteger a los profesionales y su independencia, que es lo que hacen en los países que quieren consolidar y preservar sus democracias.

No deja de ser curioso que hables con quien hables, tirios o troyanos, la prensa siempre «la tienen controlada» los de la ideología contraria. Pero, «¿toda la prensa está controlada?», pregunto inocente. «Toda. ¿O es que no lo ves?», me responden sistemáticamente también unos y otros. Ante lo que no me queda más remedio que bajar al suelo esta vista tan miope que Dios me ha dado.

Y mira que la actualidad da pie para escribir esta semana no uno, sino media docena de artículos de opinión. Pero, por ejemplo, si se ironiza sobre las sorpresas que el presidente del Gobierno nos está sacudiendo en cada arranque de la semana (ya hay quien ha inventado la frase «tienes más peligro que Pedro Sánchez en una rueda de prensa un lunes»), automáticamente parece ponerse de parte del PP. Si, en cambio, uno desarrolla esa broma de que «Feijóo se va a censar en Castilla-La Mancha para estar entre el PP de Madrid y el de Andalucía», pues le está haciendo el juego al PSOE. Más seria será cada alianza que haga el PP y Vox en los municipios y que, a buen seguro, se convertirá en carnaza de debate electoral. Volviendo al humor, del que cada vez veo menos a la izquierda del PSOE, podría recordársele a muchas formaciones que hubo un ‘hit’ musical, desconocido por muchos jóvenes ahora, llamado ‘La Internacional’. Pegó fuerte en su día. Su estribillo arrancaba diciendo «Agrupémonos todos», conceptos hoy incomprensibles juntos.

También se puede hablar de que el 23 de julio en el Valle del Guadalquivir, con miles de mesas electorales abiertas durante doce horas en edificios sin climatizar y a 40 grados, sí que va a ser toda una cálida fiesta de la democracia. O mejor dicho, va a ser una fiesta de los demócratas que sobrevivan a un golpe de calor. Ni a Vox se le podía ocurrir algo tan sutil y refinado para promover el desapego a las urnas. Pero ya les digo que es dificilísimo hacer una columna sobre cualquier cuestión en estos tiempos en los que se exigen adhesiones inquebrantables. Al menos hasta celebrarse las elecciones generales, cuando la élite política se vaya de vacaciones coincidiendo con, me apuesto lo que quieran, una milagrosa desaparición de todos los gravísimos y urgentísimos problemas del país que ahora, se dice, «no pueden esperar un minuto más». Y ojo, no hay nada que reprochar al respecto. Todos lo agradeceremos mucho. En ninguna playa se ha visto tensión política ni bandos irreconciliables.

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