Opinión | MISCELÁNEA

La Fundación Antonio Gala

¿ Qué sentido tiene la muerte de Antonio Gala para cada uno de nosotros quienes lo leímos, asistimos a la representación de sus obras teatrales, nos entretuvimos

con sus charlas impresas en papel de periódico? ¿ De qué nos sirve saber que un día moriremos si desconocemos el sentido de la muerte ?

Antonio Gala entendió su futuro y lo materializó en el legado que representa su Fundación, que es el último fragmento de su vida; es continuidad de sus fragmentos anteriores: ilusiones, motivaciones, proyectos que dieron sentido a los últimos días de su vida.

Y es que la muerte unifica e integra nuestra andadura biográfica de acuerdo con lo que se acaba de escribir o editar en las redes sociales, tal como hace Alfredo Asensi en la recreación de la vida de Gala.

La muerte de Gala es una integración de sus fragmentos vitales que lo eleva de forma irreversible.

Más allá de la muerte de Gala está su Fundación porque, como escribe Rosa Luque: la gloria es un asunto de futuro y, como tal, incontrolable desde el presente.

El camino de Gala hacia la trascendencia, en la que al parecer no creía, se materializa en su Fundación.

Su muerte ha trascendido más allá de su familia, del colectivo de jóvenes becarios, de la sociedad cordobesa. Porque la vida y la muerte no son extrañas. El tiempo de vivir no es ajeno al tiempo de morir. Su muerte era un hecho cierto, en una fecha incierta, en un futuro fugitivo.

Antonio Gala deseaba perdurar, permanecer, pervivir. Su Fundación fue una futurización irreprimible.

Creo que Gala no creía en el otro mundo pero sí en la eternidad. De no ser así, no nos hubiera dejado como legado su Fundación. Este es su deseo de infinitud y de sed de eternidad.

Antonio Gala era un ser abierto a la eternidad. Tenía deseo de trascender pero ese deseo no era egoísta ni empobrecedor sino que pretendía sobrevivir en sus jóvenes creadores. Sabía que había de morir y desde ese conocimiento hizo el mejor uso posible de su libertad.

Es verdad que la muerte nos iguala pero no nos nivela y menos aún hacia abajo. Nadie escapa de la muerte pero esa muerte nos singulariza de acuerdo con lo que haya sido nuestra vida.

La muerte de Gala nos ha ayudado a reconocer su singularidad. A su muerte le ha impuesto su sello personal.

Antonio Gala amaba la vida y no estaba cansado de ella y también amaba la muerte. De no ser así no nos hubiera legado su Fundación.

¿ Fue la Fundación un remedio para su soledad o un modo generoso para vivir en un ambiente de jóvenes vitalistas y creadores ?

No se atrincheró en aquel tiempo pasado que fue mejor.

** Catedrático. Académico de honor

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