Opinión | LA CURIOSA IMPERTINENTE

La mujer, los agravios y la banalización

La mujer está cerca en Occidente de alcanzar la dignidad que le corresponde y que la historia durante siglos le ha negado mas no ocurre lo mismo en otros lugares del ancho mundo. Por eso el 8 de marzo debe ser celebrado como una de las conmemoraciones internacionales más necesarias y urgentes. No hay esperanza ni libertad para las mujeres en Afganistán o Irán ni en otros países musulmanes más ricos y mimados por las democracias solo por dinero. Méjico 2022 alcanzó una cifra récord de mujeres asesinadas a lo bestia y en Rusia en 2020, cuando todavía se podía hablar con cierta libertad, las feministas Slepenko y Mikhaáilova denunciaban que la violencia de género era sistemática y aceptada por el aparato estatal.

En Europa los logros son colosales y en España la juventud se sentirá ajena a aquellos dichos populares recogidos por Anna M. Fernández Poncela en un artículo sobre mujeres y refranero que testimonian la concepción negativa dominante en la cultura en español y su mensaje solapado de que, si las mujeres son tontas y malas, es por su culpa. «La mujer es el piojo del hombre», decía un refrán dominicano y «Mujer muerta y olla quebrada se sienten poco o nada», le respondíamos en España por no ser menos.

Mas no solo la franquista España de 1967 subordinaba a la mujer a la autoridad de su marido, sino que en esa fecha el periódico ‘Ya’ publicaba noticias tan estremecedoras como que, para el reputado cardiólogo inglés Somerfield, las mujeres eran las responsables de reducir la tensión que puede conducir a un hombre a la trombosis, pero que no se tomaban interés en escuchar los problemas de sus maridos.

Ocurre en el mundo y ocurría en España. Somos hijos de esa historia. ¿No supone entonces un delito que nuestras responsables de Igualdad banalicen el feminismo y desvíen la atención en disparates como culpar al patriarcado porque las jóvenes prefieren la penetración a la masturbación y demás ocurrencias sórdidas? Por no hablar de su obscena utilización de una lucha justa para conseguir un miserable rédito político.

** Profesora

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