Opinión | TRIBUNA ABIERTA

A cuestas con lo trans

¿Para qué quieren negar su sexo biológico si es posible que los desempeños sociales no dependan de él?

Estos días he releído algunos textos de finales de los 70 y primeros 80 sobre la homosexualidad. En esas fechas aún se discutía su naturaleza médica en el ámbito profesional y cultural. Es sorprendente la necesidad que existía aún en 1982 para explicar, como hacía Michel Foucault (’Opción sexual y actos sexuales’, 1982, Alianza Editorial), que defendiendo la libertad de elección de objeto sexual necesariamente se debe ser totalmente intransigente.

Esta discusión, hoy día periclitada en nuestra sociedad, la teníamos en mis años de universidad. Los que defendíamos esas ideas y negábamos cualquier patología o, mucho menos, cualquier tratamiento médico (aún es interesante leer ‘Carta a una madre americana de S. Freud’, 1935) éramos marginales. Sin embargo, desgraciadamente, aún es esta la realidad en muchos países de Europa y en la mayor parte del resto del mundo. Los que defendían que la homosexualidad era contraria a la naturaleza humana, por cuanto excluía la reproducción, nos tildaban de degenerados y contrarios a nuestra cultura.

No he podido evitar relacionar esta situación con el encarnizamiento que vivimos estos dias con la ley sobre la elección de sexo. Agravado porque los que defienden no tener nada que ver con la Medicina diagnostican como transfóbicos a los que no están totalmente de acuerdo con ellos. Por si eran pocos los cerca de 500 trastornos mentales vigentes ahora, han descubierto uno nuevo. Ser fóbico no es baladí. Es un trastorno que puede llegar a interferir gravemente en tu vida cotidiana y limitar tu albedrío. No entiendo bien la psicopatología que te lleva a esa vida indeseable por no estar de acuerdo con algunas opiniones de la minoría trans. Me gustaría demostrar que no estoy enfermo o, en todo caso, si el remedio existe, curarme.

Pero, pese a desear fervientemente dejar de ser fóbico, no acierto a comprender cómo conseguir que cambien mis cromosomas, aunque vaya a salir una ley determinando que basta con desearlo. Si el poder legislativo llega a aprobarlo, me gustaría protestar humildemente por el trato discriminatorio para los que ese cambio no nos resulta el más urgente. Podrían ampliar la ley y dejar a la libre elección los receptores celulares que me hacen tener alto el colesterol, haber sufrido un cáncer, ser moreno en lugar de rubio y unas cuantas miserias más que me acosan. Espero que, si se consigue, con una simple ley, modificar los cromosomas que determinan mi sexo, el resto estará al llegar.

En serio, los cromosomas determinantes del sexo tienen una función muy compleja, como corresponde a su misión de garantizar la supervivencia de la especie. No es el lugar para precisar todas sus funciones, aunque es de todos sabido que su influencia en la maduración del feto acaba dando lugar a dos organismos muy diferentes. En los humanos y en todas las especies sexuadas. Solo en el plano médico, ser macho o hembra influye en la mayor parte de la patología. Igual ocurre en muchas actividades sociales que tienen en cuenta el desarrollo muscular y óseo. Nada de esto es opcional. La Biología es precultural, no pertenece al orden social, no es democrática, no es elegible. En palabras de Dawking, estamos presos de genes egoístas, ajenos a la cultura. Los genes no dependen de nuestra voluntad. Nosotros, los organismos vivos, somos el vehículo que utilizan para perpetuarse. En definitiva, no tenemos genes, ellos nos tienen a nosotros.

También discutíamos en aquellos años si la elección de objeto sexual debería ser una cuestión relevante en alguna forma. Yo era de los que pensaban que eso pertenece a la esfera privada y no debería tener ninguna relevancia social. Me equivocaba. La montaña de prejuicios acerca de la homosexualidad, por seguir con el mismo tema, se está demoliendo con mucha más naturalidad y rapidez gracias a iniciativas como el movimiento del Orgullo Gay. Salvo en ambientes un poco cavernícolas, la opción de desear a alguien, con independencia de su sexo, es ya irrelevante. La normalización de los homosexuales ha afectado muy positivamente a nuestra convivencia. Ha sacado la sexualidad de la valoración social. ¿Qué sentido tiene actualmente señalar que Marcel Proust, por ejemplo, era homosexual?

Pese a esa evidencia de normalización, en el caso de los transexuales se pretende un camino totalmente diferente. No hay movimiento del Orgullo Trans, Quieren que lo trans no exista. Los hombres y mujeres que desean comportarse socialmente como si pertenecieran al otro sexo tienen pocas trabas legales, o ninguna, para hacerlo: en la elección de objeto sexual, en su matrimonio, en la formación de una familia, etc. Incluso es posible acceder a una medicina estética pública en condiciones preferentes a otras necesidades sociales, tales como el tratamiento de la obesidad, las gravísimas dismorfofobias, la implantación de prótesis, etc. Son trans con la misma biología con la que nacieron. El tratamiento hormonal, la extirpación de los genitales, las prótesis, etc. es medicina estética y, como toda la medicina, también la estética, debería contar con el acuerdo de un profesional. Lo que no es posible es cambiar de sexo, porque, como decía, es modificar la herencia. En realidad, confunden la realidad con sus deseos. Actuar como si no puede significar que realmente se sea.

Me parecen con todo el derecho a reivindicar su identidad de género de la manera que quieran, pero no pueden exigir que una ley borre una realidad biológica, existente en todas las especies sexuadas. ¿Para qué necesitan hacerlo? Ser Trans debe ser motivo de orgullo, como lo es ser homosexual, pero parece que ellos mismos son sus peores enemigos y quieren esconderse. Si algún desempeño social les parece dificultado es muy legítimo que planteen sus reivindicaciones. Pero no pueden exigir que desaparezca la Biología y el sexo deje de ser biológico, determinado genéticamente, y pase a ser una mera convención.

Es muy comprensible que defendamos que la biología siga existiendo, aunque debamos cargar con el diagnóstico de fóbicos. Repito, ¿para qué quieren negar su sexo biológico si es posible que los desempeños sociales no dependan de él? Me encantaría un movimiento similar al Orgullo Gay que permita abordar sus necesidades reales sin violentar la Naturaleza. Que ser Mujer-trans u Hombre-trans lleve aparejado la defensa de sus preferencias sociales. En fin, que tengamos un Orgullo Trans respetuoso con la Biología y con ellos mismos.

* Psiquiatra

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