La pandemia lo ha cambiado todo, o prácticamente todo, y la mayoría de las cosas no han sido precisamente para bien. Cada día se multiplican los contagios y sigue aumentando el número de fallecidos, por eso, muchos millones de esperanzas están puestas en encontrar una vacuna que salve vidas y que nos permita volver, lo más pronto posible, a aquella que teníamos hasta los primeros días de marzo.

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Los laboratorios se esfuerzan, en una carrera sin tregua, por dar con la fórmula mágica que nos libre del covid-19 para siempre o al menos por unos meses, hasta la siguiente dosis, pero su baile de cifras sobre la efectividad de su vacuna y la rapidez con la que se están realizando las investigaciones y los ensayos clínicos ha sembrado las dudas en una parte de la población que asegura que ahora mismo no se vacunaría.

La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la vacuna, publicada este mismo mes, aseguraba que el 47% de los españoles no se vacunarían inmediatamente y que solo un 36,8%, es decir, cuatro de cada 10 personas, sí que estarían dispuestas a hacerlo. Y esta cifra ha ido descendiendo a lo largo de los meses.

El Gobierno ya ha asegurado que la vacuna contra el covid, como el resto, no será obligatoria, y esta misma semana el consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, señalaba que considera esta vacunación Jesús Aguirre«una obligación social» porque es el «arma más potente» para enfrentarse al virus del SARS-Cov-2. Y junto a ello anunciaba que el Gobierno andaluz sacará un «carnet de vacunación» sellado por la Administración para concienciar a la ciudadanía de que «vacunándose se cuida a los demás».

Mientras, la directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la española María Neira, declaraba que «lo que nos protege no es la vacuna, es la vacunación». Y es que la inmunidad va en proporción al número de personas que se vacunen.

También esta misma semana el presidente del Colegio de Médicos de Córdoba, Bernabé Galán, recomendaba que se vacune a la población contra el covid-19 «una vez que se pruebe la eficacia y la inocuidad de la vacuna», porque la comercialización de las vacunas debe ser autorizada por varios organismos encargados de garantizar la seguridad de estos fármacos, entre ellos la Agencia Europea del Medicamento.

Marina Rodríguez, médica de la UCI del hospital Reina Sofía. CÓRDOBA

En primera línea de batalla contra el virus

Mientras llega la vacuna contra el covid, los médicos de los hospitales trabajan sin descanso para sacar adelante a los enfermos que han ingresado por covid, especialmente a aquellos que han terminado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Marina Rodríguez es médico facultativo especialista de área y trabaja en la UCI del Hospital Reina Sofía de Córdoba desde 1998, año en el que empezó como residente. Junto a sus compañeros, cuida cada día de los pacientes de covid que han llegado al centro hospitalario, pero también de los críticos con otras patologías «muy complejas». Asegura que tienen «una sobrecarga psicológica y física» por el esfuerzo de dar asistencia «a todos los pacientes que tenemos», «casi el doble» que antes de la pandemia.

Con todo, asegura que «es un trabajo muy bonito», pero es verdad que «te ves desbordado», ya que después de la primera ola, cuando «incluso psicológicamente todavía no nos habíamos recuperado y ya estábamos otra vez con el sobretrabajo», hay que hacer un sobreesfuerzo.

Señala que «la patología covid es muy dura», no solo por el aspecto médico, también «por la falta de comunicación con los familiares», ya que hay que hacer una «información telefónica» y eso «al día a día te va minando, porque no es para nada la forma en la que nosotros habitualmente trabajamos, pero, sin embargo, nos hemos ido adaptando» a pesar de los niveles de estrés que también sufre la población, «porque el ser humano la incertidumbre la lleva mal».

La parte positiva está en que los médicos ahora «conocemos la patología un poquito mejor y muchos de los tratamientos que inicialmente se postularon desde el Ministerio de Sanidad y los teníamos protocolizados se han ido afinando y viendo qué es lo que realmente parece que es más o menos efectivo».

Pero el paso clave para la doctora Rodríguez es la vacunación. «Lo estamos deseando», indica, porque «es como la luz que entra a través de la grieta».

Y recuerda que todos los medicamentos deben superar los protocolos de seguridad internacionales, incluidas las vacunas. Por eso declara rotunda que «la seguridad que tenemos hoy en día en nuestro medio para cualquier medicamento de uso generalizado que se aprueba es absoluta». Y añade que «es necesario que tengamos algo que nos controle esta pandemia».

Marina Rodríguez acude a la historia y subraya que «gracias a las vacunas se ha conseguido erradicar muchas enfermedades, y repite, «erradicar, que es una palabra muy fuerte». Por eso dice no entender las dudas sobre la vacuna contra el covid, o por qué sí se puede estar a favor de unas vacunas, como la polio, por poner un ejemplo, y no de otras. «¿Con qué criterio?», se pregunta. Para ella la vacuna «es lo que nos podría salvar» porque «ninguna de las líneas de medicamentos, quitando los corticoides, a día de hoy, han demostrado nada» frente al SARS-Cov-2. Y para no contagiarse, indica, «¿cuál es la solución, quedarse en casa, que el sector de la hostelería no pueda abrir, que no haya turismo?».

Por eso confía en que cuando llegue la vacuna «esa grieta se pueda expandir y esa luz pueda llegarnos a todos para que esto acabe de una vez».