Fase 1 de la desescalada. Para ir de tiendas, hay que llevar mascarilla. Quizás por eso, tras días de deporte y paseos a cara descubierta, el uso de este material de protección se ha hecho más visible hoy en las zonas comerciales, que empiezan a recuperar su actividad tímidamente y de forma desigual. En la calle Cruz Conde, la estampa era aún desoladora, aunque se empieza a ver más tránsito de peatones. Con muy pocos bares abiertos en la zona todavía, la calle de la Plata deshabitada y escasos viandantes por la amenaza de lluvia, los dueños de las tiendas han levantado la persiana a su ritmo, según sus posibilidades, con horarios en general reducidos, y no consensuados. "Cada uno está abriendo a la hora que le parece", explica Eva, de Ruval, "unos cuantos hemos abierto a las diez con horario completo, pero me consta que muchos lo harán de 11.30 a 13.30 y otras dos horas por la tarde solo". A las 11.00 horas, se produce la primera venta del día, un vestido de 35 euros. "Ojalá pronto vengan más", confía.

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La preocupación por la deriva del comercio de cercanías es evidente. "Hay quien ha podido negociar el alquiler de su local, pero no todos los propietarios lo hacen y muchos se van a ver abocados a cerrar, tanto tiendas como bares", señala Eva. En su opinión, "solicitar un crédito ICO o aplazar el cobro de los alquileres no es una solución porque eso solo nos sirve para endeudarnos en un momento en el que no tenemos certeza de los ingresos que vamos a percibir". Las ayudas concedidas a los autónomos apenas cubren una pequeña parte de los gastos fijos, por lo que no ven la salida a esta crisis. "El comercio y la hostelería vivimos al día y esto ha sido un batacazo del que no sabemos quién saldrá vivo". Según comentan, ya suena que un bar y una cafetería del entorno de Tendillas cerrarán, igual que otra en la zona de San Miguel.

Las medidas de seguridad obligan a reducir el aforo al máximo en esta fase 1. "En mi caso, aunque la tienda sea grande, solo dejaré entrar a los clientes de uno en uno porque cada prenda que toquen la tengo que desinfectar y si hay más de una persona y estoy sola, no puedo controlar lo que se toca", señala, "hay que estar muy pendiente". Sobre el mostrador, gel hidroalcohólico, y en una esquina la gran vaporeta de pie que desde ahora todas las tiendas de ropa están obligadas a tener. "Cada prenda que toque alguien, tiene que pasar por la vaporeta, con vapor de entre 60 y 90 grados", señala Eva, "y los probadores tienen que ser desinfectados cada vez que se usan". Para ella, como para el resto de comerciantes, la obligación de desinfectar todo el local dos veces al día es un tiempo extra que les obligará a alargar las jornadas.

La imagen de la vaporeta se repite en todas las pequeñas tiendas abiertas de la plaza de San Miguel y en las calles aledañas, donde esperan con mascarilla y brazos abiertos a los clientes. "Es agradable ver entrar a la gente a las tiendas, aunque todo sea tan raro, tenemos que intentar volver a la normalidad y recuperar un poco el consumo, que el dinero se mueva otra vez", comentan las dependientas, que se esmeran por regalar su mejor sonrisa a los escasos viandantes. "El tiempo no acompaña, pero ya se sabe que al mal tiempo, buena cara", explica la responsable de una tienda de ropa de niños mientras invita a pasar y recuerda que cuenta con todas las medidas de seguridad e higiene establecidas. "La gente está muy preocupada, pero debe saber que nosotros somos los primeros interesados en garantizar que todo esté correcto".

En la zona de La Viñuela, el horario de apertura en el primer día de la fase 1 también es un tanto aleatorio. "Esta semana va a ser un poco de transición, por el mal tiempo y porque la gente se tiene que acostumbrar otra vez a salir de compras y perder el miedo", señala la dependienta de una zapatería, que ha levantado la persiana un poco más tarde de lo habitual. Hoy no había prisa. "Había que desinfectarlo todo", señala, al tiempo que anima a la ciudadanía a no olvidar al comercio local. "Las tiendas de barrio no podemos competir con las ofertas online que están lanzando muchas grandes marcas, pero esperamos que la gente siga viniendo a nuestros establecimientos porque muchos puestos de trabajo están en juego".

Jóvenes de compras en el centro de la capital cordobesa. Foto: A.J. GONZÁLEZ