Puntualmente, al llegar la medianoche de ayer, el alcalde, Andrés Ocaña; el teniente de alcalde de Infraestructuras, Pedro García, y el responsable municipal del área de alumbrado público, Rafael Quintero, pulsaron el interruptor que encendió las cerca de 111.000 bombillas de bajo consumo de la portada y las 600.000 de la iluminación extraordinaria de El Arenal.

Así, por tercera vez en la historia (una de ellas en calidad de alcalde accidental, sustituyendo a Rosa Aguilar) Ocaña inauguró la Feria de Nuestra Señora de la Salud, esta vez una edición marcada por las aspiraciones de Córdoba a ser Capital Cultural Europea del 2016, así como, por segundo año consecutivo, por una crisis (que anoche retraía un poco la animación en las casetas), pero que sin embargo no ha impedido introducir mejoras, como el párking de 3.200 plazas abierto ayer y que, al inicio de la noche, solo había sido usado por unos doscientos vehículos, según fuentes municipales.

Respecto a la Capitalidad, la calle de Enmedio se ha convertido en todo un canto a las aspiraciones de la ciudad, con arcos de luz que reproducen el emblema de la candidatura hasta el horizonte, toda la calle pintada con los colores azul y blanco del logotipo y macetas y paneles en apoyo a la candidatura.

Esta edición, previsiblemente, no se librará tampoco de la polémica por el descenso de casetas (ya solo quedan 102 colectivos de los 178 que empezaron en El Arenal en 1994) y la delimitación de una zona de encuentro para jóvenes en el Balcón del Guadalquivir, que anoche, al menos hasta primera hora, tuvo una ocupación moderada. Eso sí, ayer se vigiló especialmente que no se hiciera botellón a las espaldas de las casetas de la calle Guadalquivir, junto al río, una zona que se ha iluminado con intensidad para desalentar actos incívicos.