"Ni matemáticas ni nada. Linares, Linares y Linares, conseguir los tres puntos y no voy desviarme de nuestro único objetivo". Pablo Alfaro, el técnico del Córdoba CF, se mostró convencido de las posibilidades de sus jugadores, de los “mimbres” existentes, de cara al duelo que les medirá al Linares Deportivo. Eso sí, el míster solo piensa en lo que ocurra esta jornada y no quiere ir más allá, ya que puede, incluso, servir de “distracción” hacia la ansiada clasificación para la siguiente fase de ascenso.

Para la cita no podrá contar con Jesús Álvaro y Carlos Valverde, por lesión, y Alberto del Moral, por sanción. Sobre Javi Flores, no concretó si partirá o no de inicio tras completar la semana de trabajo. “Puede entrar en la convocatoria, está muy comprometido con el club y el escudo y es cordobés, pero necesitamos futbolistas al 100% en todos los aspectos. Se va acercando poco a poco a nivel físico”, matizó. En cuanto al joven del filial blanquiverde, Diego Domínguez, tampoco resolvió la duda sobre su posible citación. “Es verdad que el chico nos ha aportado mucha ilusión, sabemos que está en un buen momento de forma y queríamos verlo con los mayores, en una dinámica diferente”. Todavía queda el último entrenamiento, aunque ofreció “buenas sensaciones”.

Alfaro reconoció que el grupo “debe mejorar”. No obstante, resaltó que “tampoco hemos concedido muchas derrotas”, una circunstancia que “para lo que queremos, necesitamos sumar de tres”. Ese es el principal punto de partida frente al Linares Deportivo, un “reto importante” donde tendrán que “mejorar prestaciones y ser atrevidos, tener personalidad, mantener el orden y competir al 100%”. Aprovechó para felicitar a los jiennenses por su buena temporada y añadió que sería “un partido atractivo y muy bonito”.

La “responsabilidad” del vestuario

El vestuario, bajo su criterio, es “consciente de la situación en la que estamos” y subrayó que el nivel de compromiso es “importante”. Además, agregó que “hasta ahora, aunque tengamos resultados que no nos gustan, no baja los brazos y sigue presionando arriba”. Puso como ejemplo la recta final de los partidos contra el Recreativo Granada y el Sevilla Atlético, choques donde se logró un solo punto merced al empuje de los futbolistas. “Estas situaciones no se dan si el equipo está hundido y no lo está. Somos conscientes de la igualdad y nuestras limitaciones, pero también maduros y responsables para que lo bueno se sobreponga a lo malo”.

La semana, de hecho, se desarrolló bajo “la responsabilidad”. Se trataba de un momento donde debían “juntarse en el vestuario, de mensajes por parte del club que es lo lógico y normal” -véase las palabras del consejero delegado, Javier González Calvo, o uno de los capitanes, Bernardo Cruz-. De lo manifestado por el “jefe”, Alfaro comentó que “nos lo ha puesto claro”. El grupo lo asumió “con madurez y responsabilidad” y saben que están en un club “de exigencias”. A partir de este instante deben “corregir en presente y largo plazo” y recordó que tienen detrás “a muchísimos corazones” que esperan sentir que su equipo da lo máximo.

Recuperar la ilusión

El aragonés estimó que sería “un reto vencer en casa” y que se estaría más cerca de lograr “si somos capaces de hacerlo con respeto y humildad”. Sin embargo, la dinámica no presenta un horizonte despejado para los blanquiverdes. “No se pueden conseguir objetivos ambiciosos y realistas puntuando tan poco en los últimos partidos”, reconoció. Su trabajo es “revertir la situación” y consideró que el choque del domingo “es lo único que depende de nosotros”.

El llamado “efecto Alfaro” poco a poco fue desapareciendo. “Nuestra obligación es analizarlo, ya lo hacíamos cuando no encajábamos ningún gol, de las dificultades para materializarlos y la rentabilidad de entonces”. Una explicación ante el cambio de rumbo se halla en el “conocimiento” de los rivales de tu juego. Su “reto profesional y personal” es “devolver la ilusión que se generó en todo el Córdoba cuando llegamos hace tres meses”. El vaso, ahora mismo, se ve “medio vacío”, pero reseñó que hay opciones para frenar este mal momento.

La presión “por un objetivo lejano” tal vez hizo “desenfocar” la atención a la plantilla. “Pensar en lo que va a pasar al acabar el curso si todavía tienes un examen el domingo es desviar la atención, eso nos puede distraer y no ayuda nada”, matizó. Por último, recordó su llegada a la institución para los “momentos de más tensión y preocupación”. La obligación era “dar para poder recibir, que se sientan orgullosos de lo que el equipo ofrece de actitud, vigor y el fútbol”. El grupo “tiene que jugar para ganar” y recuperar “la ilusión que tuvimos a mi llegada es mi reto”.