La sexta semana de confinamiento por el coronavirus, la media docena de partidos suspendidos (o aplazados) del Córdoba CF se vive con una incertidumbre particular. El CSD anunció ayer el principio de acuerdo entre LaLiga y la RFEF para la reanudación de los entrenamientos y de las competiciones en el momento en el que el Gobierno dé vía libre. Pero dicho acuerdo se centra en el fútbol profesional, con la Liga de Campeones de fondo, disputándose probablemente en agosto. Pero en el otro fútbol, el no profesional, el que abarca desde la Segunda B hacia abajo, apenas se atisba la luz.

La RFEF mantuvo ayer contactos con las territoriales no solo para continuar recabando opiniones e información de las mismas, sino también para transmitirles su idea, por dónde cree el organismo federativo que deben discurrir las Ligas en el resto de las competiciones de fútbol. La incertidumbre se mantiene: ¿eliminatorias de ascenso a cuatro o a ocho? ¿anulación de la competición? ¿suspensión temporal hasta que se puedan reanudar en el mismo punto? Por lo pronto, una de las propuestas que se están barajando al menos desde hace dos semanas es la de la creación de una nueva Segunda B, que se llamaría “Segunda B Élite” o “Segunda B Pro”. La idea inicial en el organismo federativo es que se disputen los play off de ascenso entre los cuatro primeros clasificados en el menor tiempo posible. Así, a temporada 2019/20 se daría por terminada sin descensos y con cuatro ascendidos.

Para la temporada 2020/21 se reestructuaría la categoría con esos dos grupos de Segunda B “Elite” o “Pro”, que se conformarían con los cuatro descendidos de Segunda División A, los 12 equipos que no lograron ascender y los equipos clasificados del quinto al décimo puesto en los cuatro grupos actuales. En el fondo, se crearía una categoría “nueva”, ya que los cuatro ascendidos de la próxima temporada saldrían, lógicamente, de esos dos grupos, mientras que los ascensos de Tercera División se incluirían en los cuatro grupos de Segunda B al uso.

La intención de la RFEF es que esa nueva categoría, justo por debajo de Segunda División A, tenga una estructura más profesional, con un mayor control económico por parte del organismo federativo y en previsión de su posible futuro ascenso a la categoría de plata del fútbol español.

El Córdoba CF estaría inserto en el Grupo Sur de esa nueva Segunda B dividida en dos geográficamente. Pero antes deberá solventar no pocas incógnitas propias. La primera, y principal, la aceptación -o no- por parte de la RFEF de la continuidad del proyecto de Infinity en la entidad blanquiverde, con la unidad productiva recibida por Unión Futbolística Cordobesa SAD, y con la batalla legal existente desde hace meses. Un camino judicial y administrativo que vivirá muchos hitos en poco tiempo, previsiblemente.

El resto de dudas son más de orden interno. Con la Liga acabada y un entrenador que, además de no haber debutado, solo tenía firmado su contrato hasta el final de campaña, sin ninguna otra cláusula de renovación, habría que preguntarse si Juan Sabas sería el técnico del futuro proyecto del Córdoba CF en esa hipotética Segunda División B de tan solo dos grupos. También tendría que despejar la entidad blanquiverde las dudas en el organigrama deportivo, con el caso de Alfonso Serrano -con Rodríguez de Cózar de añadido- y el staff traído desde Sevilla por los representantes del fondo bareiní. Y, finalmente, el diseño de la propia plantilla blanquiverde para esa campaña. Un plantel que en esta temporada, y tras la modificación del mercado invernal, era el más veterano de los 80 equipos de la actual Segunda División B, con varios jugadores cedidos -y con contrato- y con ese staff deportivo traído desde Sevilla sin haber aún intervenido en la confección de la primera plantilla.

Por lo tanto, se puede afirmar que es imposible que el Córdoba CF tenga más frentes abiertos.