En las últimas jornadas, casi en los últimos meses, se ha podido escuchar a un considerable número de aficionados preguntarse qué ha podido pasar en esta temporada. Y se les ha escuchado desde el silencio, el que extrañamente reina en El Arcángel durante buena parte de los encuentros, roto exclusivamente por los goles de los de Alcaraz o por las escasas victorias conseguidas en esta campaña.

El verano comenzó con intenciones, buenas intenciones. La entidad blanquiverde intentó adquirir futbolistas que se suponían inalcanzables y ahí comenzó el primer golpe de realidad porque, efectivamente, lo fueron. Armenteros prefirió irse al Rayo Vallecano "porque le daban más dinero", en palabras del ausente Javier Zubillaga. El destino es irónico. Chando, Natalio, David Rodríguez... Este último protagonizó un culebrón que terminó con un comunicado del presidente cordobesista, José Miguel Salinas, en la página web del club. Y mejor dejar el caso Salva Sevilla, que merece análisis aparte.

La primera frontera entre el deseo y la realidad se plasmó en esas jornadas estivales, entre lo que se pretende fichar y lo que se ficha. Con todo, la plantilla blanquiverde se configuró bajo la etiqueta de "hasta donde se pueda llegar" y con una urgencia: la llegada de Tena por el lesionado Gaspar. El castellonense ha sido de los pocos llegados en verano que han funcionado con cierta fiabilidad, al igual que David De Coz. Sin embargo, el Córdoba de la temporada pasada tenía una necesidad de mejora urgente del centro del campo hacia adelante. No en vano, ese equipo basó su competitividad en la rocosidad defensiva. El salto de calidad había que darlo en esas zonas. Y no lo ha conseguido. De los tres grandes nombres dados en el estío, solo Fernando Usero se afana en conseguir su puesto en el centro del campo, y a fe que el manchego lo está luchando. De los otros dos, uno ya ni está en la plantilla (Díaz de Cerio) y el otro lleva un paso casi testimonial por la actual temporada, afectado por lesiones y por precauciones "mentales", tal y como detalló él mismo esta semana.

Alberto Aguilar ha sido otro de los fichajes de perfil medio que han conseguido, no sin esfuerzo, hacerse con un hueco en el centro del campo, así como Juanmi Callejón, aunque en el caso del motrileño continúa la duda de si se ha hecho con el puesto o el puesto con él. Esto es, saber si la razón de su titularidad es la falta de alternativa, algo que también le ocurrirá durante el próximo mes a la banda izquierda. Porque la puntilla para el plantel comandado por Lucas Alcaraz ha sido la plaga de lesiones. Cuando en el primer trimestre el equipo blanquiverde parecía ir por buen camino con respecto a la temporada pasada, desde mediados de diciembre se ha dibujado un panorama más que preocupante con las ausencias.

Mirando los gráficos que acompañan a la información se puede deducir fácilmente que, repartiendo las jornadas en las que los jugadores han permanecido de baja, sancionados o poniéndose a punto, Alcaraz ha dispuesto en realidad de una plantilla que no llegaba a 20 jugadores. ¿Suficientes? De esos 20 jugadores, casi el 50% serían pivotes y centrales.

Posiblemente, la mejor lección que ha dado el fútbol en la actual temporada a algunos que hicieron castillos en el aire y dedujeron que todo iría perfecto es que sobre el césped no todo es lógico. Si la columna del año pasado no está y lo que viene no funciona como se espera, se entiende entonces la razón de la situación actual en la tabla clasificatoria. Se comprende dónde está la diferencia entre el deseo y la realidad del Córdoba CF.