el zaguán

Viviana Paletta

Viviana Paletta.

Viviana Paletta.

Alejandro López Andrada

Alejandro López Andrada

He hallado unos versos que han arañado como ramas de zarzas floridas la carne de mi espíritu. Versos que han inundado de lava mi interior. Viviana Paletta publicó hace unos años el poema «Carne de toro», en el que dibuja líneas como estas: «Esos hombres que no se evaporan/ de los surcos de la tierra». La muerte telúrica uncida a la raíz del drama español en un magistral poema, desgarrado y profundo, épico, esencial. Agradezco a Viviana el fulgor de su poesía que me hizo evocar el momento en que escribí mi lejano poemario ‘Las voces derrotadas’, dedicado a mis tíos Bernardino, Paco y Rafael, quienes todo lo dieron por gritar la libertad durante unos años duros y represivos.

Paletta escribe con el corazón llagado de malvas y lirios cercenados. Sus versos son balas de tierra luminosa que traspasan el musgo de una estampa atroz de la Guerra Civil. A los que hirió el amor, conducidos a la muerte como toros lacerados por látigos de odio y espuelas de desdén la poeta urde en «Carne de toro» un hermosísimo homenaje. Yo he hallado ahí el bálsamo que necesitaba para cubrir el frío de quienes perdieron la vida y el aire que cabía en sus pulmones gritando libertad.

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