Pozoblanco cumple cien años como ciudad

Un 18 de julio de 1923, cien años atrás, Pozoblanco vivía un hito en su historia: el rey Alfonso XIII firmaba la concesión de título de ciudad tal y como recogió en su día La Gaceta de Madrid. Un centenario que en la localidad cordobesa se ha celebrado de diversas manera, pero fundamentalmente, aumentando la lupa sobre algo que no suele hacerse a menudo: la propia historia. A lo largo de estos últimos meses, la ciudadanía pozoalbense ha tenido la oportunidad de acercarse a esa sociedad de hace un siglo y a la evolución de una localidad que hoy es el núcleo económico y poblacional de la comarca de Los Pedroches. 

Lo más interesante de ese viaje que se ha propuesto a través de actividades, esencialmente ponencias, ha sido poder comparar a una sociedad y a una localidad que en muchos casos no ha variado en exceso, principalmente, en aspectos demográficos. Y es que aquel Pozoblanco de 1923 ya había explotado en números de población y superaba los 17.000 habitantes, el límite que cien años después, en plena recesión demográfica, la ciudad no es capaz de superar. 

Villa antes que ciudad

Una de las conferencias que permitió conocer esa historia fue la pronunciada por el cronista oficial de Pozoblanco, José Luis González Peralbo. Un paseo por la historia que se remontó a 1478, año en el que Pozoblanco obtuvo el título de villa para casi cinco años después conseguir el de ciudad. Lo hizo en mitad de un atisbo de modernidad que se experimentó en apenas tres décadas, desde finales del siglo XIX a la década de los 20, años en los que Pozoblanco se convirtió en la referencia del norte de la provincia e incluso hubo una expansión fuera de las fronteras geográficas de Los Pedroches por la llegada de multinacionales. 

Cambios urbanísticos

Son años de peso político, pero también de despegue urbanístico o, al menos, de cambios que también transformaron la fisionomía de una ciudad que ve aparecer las primeras viviendas de dos pisos, la Salchi, el juzgado, la cárcel o el Ayuntamiento. Pero también se cuela un hecho fundamental, la influencia industrial con Industrias Pecuarias como modelo. 

El poderío industrial de aquellos años que llevó a un crecimiento basado en la industrialización y comercialización textil, la paciencia para la acumulación de capital, los efectos económicos de la desamortización que permitieron construir más de 600 viviendas rurales o el aprovechamiento de los recursos agropecuarios. A todo ello hubo que sumar las oportunidades que trajo el ferrocarril, pero también problemas como la excesiva mano de obra campesina y la falta de empresarios que arriesguen, además de un desajuste entre capital y trabajo que crea explotación y caos laboral. Los contrastes sociales también son marca de la época con un paro que de temporal pasa a ser estructural. 

En la parte social, la sanidad ya preocupaba a los pozoalbenses de por aquel entonces, la proliferación de tabernas es un hecho y las discrepancias ideológicas, como ahora, evidentes.