Entrevista | Santiago Hernández Cuidador del Patio de Zarco, 13

"Hay que buscar una fórmula que ayude a la única fiesta que tenemos los cordobeses como propia"

El responsable del Patio de Zarco, 13 es el cuidador más joven de los patios cordobeses y ejemplo del relevo generacional en la festividad tras seguir los pasos de su abuela

Hernández reflexiona sobre el futuro de los Patios y asegura que habría que preocuparse por el acceso a la vivienda de los jóvenes a casas del Casco Histórico

Santiago Hernández, cuidador del patio de Zarco 13

Manuel Murillo

María José S. Guardiola

María José S. Guardiola

Santiago Hernández (1995) es el claro ejemplo de relevo generacional en los patios de Córdoba. Abogado de profesión, en estos días dedica la mayor parte de su tiempo a cuidar y mimar cada detalle de su patio, Zarco 13. Es el cuidador más joven de la Fiesta de los Patios, una tradición que recuperó en 2018 (con 22 años) para tomar el testigo su abuela Julia que participaba en el concurso desde los años 90. 

-¿Por qué decidió seguir con el legado de su abuela y servir de relevo generacional para el patio?

-El patio lo he tenido siempre bonito, desde que murió mi abuela nosotros nos encargamos de cuidar las plantas y de ir manteniéndolo dentro de nuestras posibilidades la casa, pero llegó un momento en el que ya pude hacerme cargo cuando yo fui más mayor. Empecé a mantenerlo y cuando la gente entraba me decía que estaba muy bonito y que ¿por qué no me presentaba? Y entonces mi vecina, que empezó a concursar con mi abuela en el mismo año y tenían una relación muy estrecha, me dijo que me iba a apuntar y decidí probar; también por homenajear a todas aquellas personas que de alguna manera pusieron su granito de arena para que la Fiesta de los Patios haya llegado a lo que es hoy, y porque Córdoba no pierda la única fiesta que lleva la señal de nuestra ciudad.

-¿Esta pasión y dedicación es algo vocacional?

-Tiene que ser vocacional, porque si es como un trabajo, esto no está pagado. Y a aquella persona que lo presente como un trabajo, realmente le digo que no merece la pena.

-¿Cuál es la historia del patio, siempre se ha presentado?

-Bueno, el patio se presentó de mano de mi abuela en el año 93, aunque sabemos que en los años 40 tuvo una primera participación. Del 1993 al 2002 participó ininterrumpidamente. Una vez que fallece mi abuela, en ese mismo año se cierra, abriendo otra vez puntualmente en el 2005, y ya después de esa vez dejó de participar hasta el año 2018 en el que yo me hice cargo.

Santiago arregla sus macetas.

Santiago arregla sus macetas. / Manuel Murillo

-En el 2021 fue excluido del concurso, ¿Cómo lo vivió?

-Fue una pena porque además era uno de los años en los que más bonito estaba el patio, por el tema de floración, se habían dado las características climatológicas para que las plantas lleguen a su punto. Más pena aún fue no participar ese año que era el centenario de los patios, aunque después hicieron una apertura extraordinaria para solventar un poco el error que se había cometido, fue en noviembre por el Día de todos los Santos.

-¿Cómo definiría su patio?

-Esto es una casa popular. Ese es el primer apellido del patio de la calle Zarco 13. No es una casa solariega, ni una casa conventual, es una casa popular donde la gente ha convivido como vecinos hasta prácticamente los años 60 del pasado siglo. La casa 13, 15 y 17 formaban parte todas de la misma vivienda, acogiendo en ella vecinos de todas las profesiones.

-¿Qué tipo de flores podemos encontrar?

-Bueno, pues como yo tengo un poco de alma antigua, yo innovo poco. La base predominante es gitanilla, de las variedades que se han cultivado toda la vida en los barrios, esto es un proyecto que yo emprendí hace unos años para que las variedades que se han cultivado tradicionalmente en los patios no se perdieran. Sí que es verdad que hay algunas plantas que le dan un toque un poquito más exótico, porque claro, si uno no evoluciona al final tiende a quedarse un poco añejo. Entonces, dentro de mi dinámica, siempre meto algo distinto de manera más puntual. Este año, por ejemplo, tengo un genario amarillo, el pendiente de la reina, la medinilla magnífica que le gusta mucho a la gente. Pero la base predominante son helechos, begonias, gitanillas, geranios, geranios finos, esparragueras, aspidistras y ficus.

-Y de cara al futuro, ¿seguirá la estela de su abuela y lo mantendrá muchos años más?

-Por mí sí. Yo por verme, me veo haciendo muchas cosas, lo que sí es verdad que tenemos que ser conscientes de que las personas que participan en el concurso tienen una edad. Las personas que hoy tienen 70 u 80, de aquí a 10 años va a ser muy difícil que sigan participando porque las cualidades físicas van mermando, y en la vida todo son épocas. Hay mucha gente que por las vicisitudes de la vida no han podido seguir participando, aunque les hubiera gustado, pues porque el cuerpo ya no rinde, porque la casa no da más de sí y se cae... Por eso, hay que buscar una fórmula que ayude a que la única fiesta que tenemos los cordobeses como propia, porque cruces hay en muchos sitios de Andalucía y ferias más de lo mismo, para mimarla un poquito más en ese sentido. Hay que preocuparse de que la gente joven pudiera acceder a una casa en el Casco Histórico, porque los solares son muy caros, las hipotecas son altísimas, la calidad del trabajo de los jóvenes ya sabemos todos cómo es, pues claro, es muy difícil; en eso sí creo que las autoridades deberían involucrarse más. También ir adaptando el concurso, arreglar el tema de las becas, porque por tener una subvención superior a 1.200 euros a tu hijo le quitan las beca, eso te echa mucho para atrás. Y después, los horarios del concurso, para una persona que esté trabajando y que tenga una familia, es un poco incompatible.

Detalle de las flores.

Detalle de las flores. / Manuel Murillo

-Entonces, ¿cree que habrá suficientes generaciones para seguir con la festividad?

-En algunas casas habrá. Pero lo que sí es verdad es que los jóvenes que viven en las casas patios tienen la experiencia de sus padres, de ver el trabajo que esto da y la poca recompensa que tiene. Si además, a un chaval de 18 años le quitas la beca de estudios, cuando herede la casa o tenga que participar en el concurso, se lo va a pensar para que a no le pase lo mismo a sus hijos.

-¿Cómo vive la afluencia de público y las colas que tienen los patios, ha notado en los últimos años una mayor masificación?

-Desde la declaración en el 2013 de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la verdad que la fiesta en ese sentido se ha desvirtuado un poco, porque, el concurso de patios es una fiesta del pueblo de Córdoba. Y con la masificación se ha visto un poco afectada en ese sentido. Es verdad que recibimos turismo de Nueva Zelanda, de Australia, de Norteamérica, de todos los países en general; y de gente del norte de España vienen muchísimos. Un cordobés que salga de trabajar y vaya a ver un patio, y tenga que esperar tres cuartos de hora para hacer la visita, es muy dificultoso, además teniendo en el subconsciente que hasta hace 15 años uno iba a los Patios y se paseaba libremente sin tener que esperar ninguna cola. Es verdad que eso lo hemos perdido un poco, pero bueno hay también una manera de solventarlo, como escaparse entre horas, a primera hora de la tarde, viniendo entre semana, porque es verdad que los fines de semana están masificados.

-¿Cuesta mucho económicamente mantener un patio de estas características?

-Hace un par de años eché la cuenta, entre pintura, gasto de agua, electricidad, tiestos, tierras, plantas... Unos 6.000 euros, todos los años.