11M | 20 aniversario de los atentados de Atocha

Un duelo insuperable después de veinte años

Córdoba lloró la pérdida de varios cordobeses en la masacre yihadista

Los familiares viven con un recuerdo imborrable

Córdoba se echó a la calle | Millares de ciudadanos mostraron su repulsa tras los atentados.

Córdoba se echó a la calle | Millares de ciudadanos mostraron su repulsa tras los atentados. / JUAN MANUEL VACAS

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Una decena de bombas, cuatro trenes en hora punta. Y miles de personas a bordo. El resultado: 191 muertos y más de 2.000 heridos en lo que suponía el mayor atentado terrorista de Europa. Se cometió en la capital de España, pero salpicó a todo el país. Córdoba también lloró. Varias familias cordobesas quedaron destrozadas. Los días posteriores al 11 de marzo de 2004, se tuvo constancia de que cuatro hijos de emigrantes cordobeses perdieron la vida de forma cruel.

Se cumplen 20 años de la masacre del 11M, orquestada y ejecutada por una célula terrorista de Al Qaeda en la estación madrileña de Atocha. Aquel 11 de marzo de 2004, un jueves, Madrid amaneció sumida en el terror. A las 7.39 horas, estallaron los tres primeros artefactos explosivos en un tren que acababa de entrar en Atocha desde Guadalajara. Minutos después, otros cuatro destrozaban un convoy que había llegado de Alcalá de Henares. En la estación de El Pozo del Tío Raimundo y en la de Santa Eugenia explotaron las restantes.

Oscuridad, humo, fuego, gritos. Es la imagen grabada en la memoria de alguno de los cordobeses que, aquella mañana, presenciaron la tragedia. Fueron ellos mismos quienes reportaron a Diario CÓRDOBA detalles de uno de los pasajes más tristes de la historia de España. De aquel estremecimiento se hicieron eco estas páginas, que hoy recuerdan el dolor de las familias rotas de esta provincia y la solidaridad unánime con la que salieron a la calle sus gentes para homenajear a tantas vidas perdidas y mostrar su repulsa al terrorismo. A Myriam Pedraza, La Carlota le reservó una plaza. Una calle de Guadalcázar recuerda también a Juan Muñoz Lara. Francisco José Narváez y Victoria León, residentes en Madrid pero con orígenes en La Carlota y Encinas Reales también murieron aquella mañana.

Juventud 8 El rechazo al terror escaló todas las edades.

Juventud | El rechazo al terror escaló todas las edades. / JUAN MANUEL VACAS

Un recuerdo imborrable

«Juan para nada cogía un tren», recuerda su prima. Pero, ese día, se subió a uno de los cercanías que saltaron por los aires. Desde entonces, cada 11 de marzo es «un día fatídico» para la familia Muñoz Lara. «No pongo los telediarios, no quiero escuchar nada de eso, yo no me quiero ni acordar», abunda Mari Carmen, una prima del fallecido en los atentados que lo recuerda como un hermano. Ni dos décadas han alejado los peores recuerdos que guarda esta vecina de Guadalcázar. «Era un primo muy especial, uno de esos buenos primos», cuenta. Su voz trémula no pasa desapercibida al intentar armar los recuerdos de Juan.

El joven -murió con 32 años- vivía en Madrid. Sus padres emigraron a la capital, que les dio cobijo y trabajo. Allí se crió él, con dos hermanos más, pero guardaba un estrecho vínculo con su pueblo. Cuando bajaba, se hospedaba en casa de la abuela y, como relata Mari Carmen, era muy querido por sus amigos de Guadalcázar.

Banderas a media asta 8 Córdoba se vistió de luto.

Banderas a media asta | Córdoba se vistió de luto. / JUAN MANUEL VACAS

Ella hablaba «muy a menudo con él». Tanto que aquella mañana lo llamó. No se había percatado aún de lo sucedido en Madrid. Fue su marido quien llamó para preguntarle si sabía algo de lo ocurrido en Madrid. Mari Carmen no le dio más importancia, hasta que, por la insistencia de su esposo, se puso en contacto con sus otros primos: «No sabemos lo que pasa». Esa frase alimentó la incertidumbre. Los hermanos de Juan se habían desplegado para buscarlo. Cuando dieron con su cuerpo, a ella se le vino el mundo encima. Desde 2004, sus restos permanecen en Guadalcázar.

A los atentados del 11 de marzo sobrevivieron, pese a resultar heridas, las cordobesas Cristobalina Fernández, de Luque, o Rosa María Regal, natural de Palma del Río. La primera se encaminaba en el tren de Alcalá de Henares a su trabajo, en la cocina de un restaurante, cuando explotaron cuatro de las bombas. En el mismo cercanías viajaba Rosa, que fue alcanzada por la metralla y tuvo que ser operada esa misma noche por las heridas que presentaba en uno de los pulmones. Actualmente, esta palmeña reside en la capital, donde se instalaron sus padres cuando era pequeña. También se salvó de la masacre el carpeño Tomás Zamorano, a quien derribó la onda expansiva y que fue testigo de las trágicas escenas vividas en la estación. Un terrorífico escenario en el que personas como Alfonso Cosano, natural de Fernán Núñez, sacaron fuerzas y se convirtieron en héroes, ayudando a los afectados.

Todos contra el terrorismo 8 Miles de cordobeses se sumaron a la manifestación tras los atentados del 11M.

Todos contra el terrorismo | Miles de cordobeses se sumaron a la manifestación tras los atentados del 11M. / JUAN CARLOS MOLINA

Córdoba, con Madrid

Cuando uno vive un drama como el que afectó a tantas familias, se convierte en presa de la «impotencia», de la «rabia». Sentimientos que experimentó, además del dolor, Mari Carmen. Sentimientos que, por otra parte, sirvieron para que todo el país se uniera en solidaridad con las víctimas.

La respuesta fue tajante. Durante toda la jornada del 12, se sucedieron protestas por toda la provincia, homenajes y acciones solidarias como donaciones de sangre. Córdoba, como el resto de España, tuvo que lamentar la pérdida de personas que nacieron o crecieron en la provincia. Con familiares de esas víctimas, este periódico ha tratado de contactar. Muchos de ellos residen fuera. Por unas u otras circunstancias -en algunos casos, por falta de ánimo o afán de no recordar- este texto no ha podido recoger algunos testimonios.

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