TRATAMIENTO DE LOS DESECHOS EN CÓRDOBA
Colillas, una bomba contaminante que deberá ir al nuevo contenedor gris instalado por Sadeco
Las colillas no pueden reciclarse, tardan 12 años en desintegrarse y pueden llegar a contaminar hasta 50 litros de agua dulce
Aún está en trámite la norma que pretende obligar a las tabacaleras a sufragar los gastos de la recogida
Uno de los residuos que los ciudadanos de Córdoba deberán depositar en el el quinto contenedor, el nuevo de color gris, son las colillas, pequeñas bombas contaminantes que no se puede reciclar y que además tardan hasta 12 años en desintegrarse, llegando a convertir en tóxica hasta 10 litros de agua marina y hasta 50 litros de agua dulce.
Compuestas por un termoplástico llamado acetato de celulosa, pueden albergar otras sustancias tóxicas como hidrocarburos policíclicos aromáticos, nicotina, arsénico y otros metales pesados, por lo que el tabaco no solo es perjudicial para el que fuma sino que su desecho daña el medio ambiente.
Según fuentes de Sadeco, a falta del nuevo contenedor de fracción resto donde dejar lo que no se puede reciclar, las colillas se han venido depositando por la población indistintamente en los contenedores amarillo y marrón (de los que se obtienen envases reciclables y materia orgánica para el compost).
Una vez en la planta de reciclaje de Sadeco, procedentes del barrido de las calles, de las papeleras o de los contenedores de basura, acaban en la cita de rechazo y, finalmente, en el vertedero. Aunque recientes investigaciones apuntan que podrían utilizarse en el asfaltado, de momento, no se han separado de otras basuras ni tampoco destinado a algún fin útil.
Siete de cada diez, en el suelo
Se desconoce el volumen total de colillas que se producen cada año en Córdoba, algo que podrá empezar a hacerse, según fuentes consultadas, a partir de la implantación del quinto contenedor, pero todos los estudios señalan que el 70% acaba en la vía pública, y una parte de ellas, en las alcantarillas y finalmente en el agua, dificultando el proceso de depuración. Según Emacsa, no es posible determinar el impacto de las colillas, ya que al ser un residuo que no se ha segregado hasta ahora, no existen datos específicos.
En enero del año pasado, se anunció la entrada en vigor inminente de una norma según la cual las tabacaleras estarían obligadas a sufragar los gastos de la recogida de las colillas, además de las tareas de concienciación ciudadana. Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica, consultadas por este periódico, han informado de que esta norma se sometió a información pública del 20 de abril al 22 de mayo de este año 2023, iniciándose así la tramitación oficial y procediéndose a recabar los informes ministeriales pertinentes. Actualmente, queda "recabar el informe de aprobación previa del Ministerio de Hacienda, antes de remitirlo a Dictamen del Consejo de Estado, un trámite obligatorio antes de su aprobación por Consejo de Ministros". En consecuencia, el Ministerio "espera poder terminar en las próximas semanas ese trabajo preparatorio para remitir al Consejo de Estado el expediente completo, ya que en la actualidad se está finalizando la valoración de las observaciones del Comisionado del Tabaco que se recibieron en este Ministerio antes de Navidad".
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