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Actividades para combatir la soledad no deseada en los mayores: Mejor en buena compañía

La biblioteca central estrena una actividad que se impartirá los martes, con acceso libre y gratuita, para mejorar las relaciones sociales y ofrecer estímulos cognitivos

Un grupo de mayores participa en la primera sesión del taller en la biblioteca central.

Un grupo de mayores participa en la primera sesión del taller en la biblioteca central. / A. J. GONZÁLEZ

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Dice el refrán que más vale solo que mal acompañado, pero también es cierto que para mejorar los niveles de felicidad lo importante es encontrar buena compañía. Inserta Andalucía estrenó ayer en Córdoba un ciclo de talleres que busca prevenir la soledad no deseada y fomentar las relaciones sociales de las personas mayores, creando un espacio de aprendizaje y dinamización con herramientas como las manualidades, la musicoterapia, actividades para la memoria, hábitos de vida saludable, deporte y excursiones. Los interesados tienen una cita los martes a las 10.30 horas en la biblioteca central. El primer encuentro, de toma de contacto, estuvo dirigido por Laura Aguilera y fue ejemplo de las diversas formas de soledad no deseada cómo cada uno se propone combatirla. 

Paqui es viuda desde hace tres años y aunque tiene una pandilla en su barrio, con quienes comparte escapadas, siempre anda despierta en busca de nuevas actividades. «He pasado toda mi vida con mi marido, desde los 14 años, así que ahora me gusta mantenerme ocupada y activa», explica, «la soledad puede ser dura y a veces te sientes sola aunque estés rodeada de gente».

María Luisa era la más joven del grupo y también es la que está más sola. Vivió muchos años en Barcelona, donde reside su único hijo, hasta que su marido y ella se instalaron en Alcaracejos. Desde que él murió, sin amistades en el pueblo, asegura sentirse «aislada y triste». Angustiada, no deja de probar las actividades que están a su alcance, ya que sus recursos son limitados, aunque no acaba de encajar. «Echo de menos la vida social, me paso los días sola, llorando, pero no encuentro un grupo de mi edad con quien pueda salir y estar a gusto».

C.D. tiene 74 años y también se siente solo. Tímido, no quiere salir en la foto ni que se sepa su nombre, pero confiesa que su principal anhelo es «encontrar una pareja» y no sabe cómo ni dónde encontrarla. Viudo desde hace varios años, explica que no es «hombre de bar ni de quedar mucho con amigos». A veces, ha estado «tentado de llamar a Juan y Medio» porque se siente «incompleto sin una mujer a mi lado». Y en esas sigue.

La primera sesión estuvo centrada en actividades para estimular la memoria.

La primera sesión estuvo centrada en actividades de estímulo cognitivo y de memoria. / A. J. GONZÁLEZ

Aurora acudió ayer al taller con su marido preocupada por su memoria. «Mi problema no es la soledad, yo quiero es tener la mente activa», afirma, mientras a su lado Antonia, de 82 años y viuda reciente, desea aprender a relacionarse con el mundo otra vez. «He estado cuidado de mi marido mucho tiempo y ahora necesito salir y ocupar ese vacío», explica, «tengo a mi hija conmigo, pero ella también tiene su vida». Lo importante es seguir buscando.

Según Andrés Serrano, coordinador de Inserta Andalucía en Córdoba, el Proyecto Vínculos pretende actuar contra la soledad no deseada en personas mayores con acciones que refuercen la implicación de estas personas en su recuperación emocional y que mejoren sus habilidades cognitivas y de relación social.

Según las conclusiones que motivan este proyecto, muchas personas mayores presentan una serie de emociones y sentimientos como la angustia, la tristeza, el miedo, el estrés, la impotencia, la desesperanza y el aislamiento; que suelen expresar mediante el llanto, demandando mucha atención, o, por el contrario, callando y escondiendo su dolor, lo cual da cuenta de una nueva perspectiva que lleva a entender aún más cómo la experiencia del dolor crónico impacta en todas las dimensiones de estas personas.  Estas emociones vinculadas al aislamiento aumentan de manera notable a partir de los 65 años, y con mayor intensidad en mayores de 80 años. En el proceso de intervención, se lleva a cabo la valoración del riesgo de sufrir soledad no deseada, actuando además en la orientación psicosocial para el acompañamiento; el desarrollo de un mapa de vida, en el que se recogen momentos importantes de la vida de la persona, y la oferta de talleres grupales con distintas temáticas.

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