DÍA NACIONAL DE ESTA ENFERMEDAD

El hospital Reina Sofía diagnostica 50 casos de esclerosis múltiple en el 2022

El neurólogo Fernando Acebrón afirma que la esperanza de vida de estos pacientes es igual a la del resto de personas | El tipo más frecuente de esta enfermedad afecta más a las mujeres y se diagnostica entre los 20 y los 40 años de edad

El neurólogo del hospital Reina Sofía Fernando Acebrón.

El neurólogo del hospital Reina Sofía Fernando Acebrón. / A.J. GONZALEZ

Pilar Cobos

Pilar Cobos

El hospital universitario Reina Sofía ha diagnosticado 50 casos de esclerosis múltiple en el presente ejercicio, una cifra similar a la de años precedentes, y estos pacientes «tienen una esperanza de vida igual a la del resto de personas» según explica el neurólogo Fernando Acebrón. Este profesional destaca que, al igual que otras patologías, la esclerosis múltiple no tiene cura, «pero tenemos más de 12 tratamientos aprobados que controlan la enfermedad. Hay tratamientos que permiten a los pacientes estar libres de la enfermedad mucho tiempo e incluso toda la vida», subraya.

Fernando Acebrón precisa que hay tres tipos principales de la enfermedad, cuyo día nacional se celebra mañana domingo. La más frecuente es la esclerosis múltiple remitente recurrente, que cursa en brotes. «Los brotes son momentos de inflamación del cerebro y la médula espinal, que da síntomas neurológicos que aparecen y desaparecen, y pueden o no dejar secuelas». Esta afecta más a las mujeres que a los hombres, y de forma más frecuente se diagnostica entre los 20 y los 40 años de edad. 

La segunda forma de la enfermedad es mucho menos habitual y se diagnostica más en hombres mayores. Se trata de la esclerosis múltiple primaria progresiva, con la que «el paciente va teniendo un empeoramiento progresivo de la enfermedad sin brotes», describe. Un tercer tipo es aquella en la que el enfermo tiene una primera forma de la esclerosis y después de muchos años sufriendo brotes, «va empeorando sin tantos brotes». Esta es la denominada secundaria progresiva. 

No hay que confundirla con la ELA

Fernando Acebrón alude a los médicos especialistas que asisten a estos pacientes y manifiesta que «nuestro trabajo es que sea lo menos limitante posible. En muchos casos, se puede conseguir que no limite en nada o lo haga muy levemente», aunque aquellas personas «que no han tenido acceso de forma tan precoz a los tratamientos que ahora tenemos, sí pueden tener algunas limitaciones», reconoce.

Este neurólogo abunda en que «cualquier síntoma de disfunción neurológica que se presente más o menos de forma aguda es un síntoma de la enfermedad» y alude, a modo de ejemplo, a la alteración de la visión y la sensitiva (hormigueo, pérdida de sensibilidad…), la pérdidas de fuerza, las alteraciones esfinterianas y la inestabilidad al caminar

Estos síntomas «muchas veces remiten sin dejar secuelas, pero a veces el cerebro se inflama y al desinflamarse queda alguna secuela, es como si los cables del cerebro no se recuperaran bien. Y cuando pasan los años, la capacidad de recuperación se va perdiendo. Esas son las limitaciones que pueden quedar», aclara.

Acerca de la incidencia de la esclerosis múltiple, Fernando Acebrón afirma que «en nuestra unidad atendemos a 1.100 o 1.200 pacientes en total». También recuerda que en el caso de los niños, pero «es mucho menos frecuente. Los niños reparan mucho más rápido el cerebro, pero al tener más años de vida, la enfermedad puede hacer más daño si no la tratamos de forma precoz», advierte. En esta población, se diagnóstica fundamentalmente entre los 14 y los 16 años.

Por último, entre otras ideas, precisa que la esclerosis múltiple «no tiene ninguna relación» con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y son «enfermedades totalmente diferentes».

La causa, una pregunta sin respuesta

Al ser consultado por las causas de esta enfermedad, Fernando Acebrón admite que «es una pregunta que nos hacen siempre los pacientes y no tenemos una respuesta». De este modo, comenta que «sabemos que hay muchas causas, algunas modificables y otras no», y abunda en que «hay una predisposición genética, en la cual el sistema inmune de una persona empieza a atacar. El ataque sobre el cerebro daría la esclerosis múltiple. Ciertas infecciones en la infancia o la adolescencia pueden predisponer, entre ellas, la famosa enfermedad del beso. Luego, hay otros factores más modificables como el tabaquismo o la obesidad en la edad infantil, que también pueden ayudar», aunque puntualiza que «siempre decimos que esto es como un puzle de muchas piezas, que se tienen que dar todas para que una persona tenga la enfermedad».

En cuanto al nombre de la patología, este neurólogo detalla que la palabra esclerosis «se refiere al nombre que recibió la enfermedad cuando se describió, porque se veían los cortes, a nivel microscópico, de las lesiones de los pacientes que habían fallecido. Se le hacían autopsias y se analizaba el cerebro, esclerosis se refiere al nombre que recibe, desde el punto de vista médico, ese daño visto al microscopio. Es como una cicatriz en el cerebro. Múltiple hace referencia a que eran muchos focos de cicatriz, por eso el nombre de esclerosis múltiple», explica.

La asociación pide el reconocimiento de la discapacidad

En los últimos días, la Asociación Cordobesa de Esclerosis Múltiple (Acodem) ha informado de que esta patología afecta a más de 55.000 personas en España y se diagnostica un nuevo caso cada cinco minutos. Entre otras ideas, señala que, con motivo del Día Nacional de la Esclerosis Múltiple y bajo el lema Juntos somos más fuertes que la Esclerosis Múltiple, Aedem-Cocemfe y sus 47 asociaciones «aprovechamos para concienciar a la sociedad sobre la realidad» de los pacientes que la sufren y dar a conocer sus reivindicaciones.

Sus demandas son, entre otras, el reconocimiento del 33% de discapacidad con el diagnóstico, lo que supondría un mejor acceso a medidas de apoyo y protección social; más apoyo gubernamental a la investigación; acceso a un tratamiento rehabilitador integral, personalizado, gratuito y continuado en todas las comunidades autónomas; la equidad en el acceso al tratamiento farmacológico y un mayor compromiso de los empresarios en las adaptaciones de los puestos de trabajo, así como el cumplimiento del 2% en la contratación de personas con discapacidad.

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