Instalar una sala de juegos en las proximidades de un centro educativo no es una buena idea. Esa es la opinión generalizada entre los responsables de los centros educativos cordobeses, aunque la mayoría aseguran no haber detectado asistencia de sus alumnos a estos espacios y pocos afirman haber tenido estudiantes con ludopatía. Sonia Moncalvillo, jefa de estudios del IES Zoco, un centro que tiene una sala de apuestas justo en frente, descarta que su alumnado acuda a jugar, «ni los menores ni los mayores de edad», al menos en horario lectivo. «No hemos tenido ningún caso, lo cual no significa que nos guste tener una sala justo al lado, es algo que no da una buena imagen y que choca con la educación en valores que queremos dar». La opinión se repite en otros centros como el IES Góngora, donde tampoco consideran que la asistencia a las salas sea un problema actualmente.

La directora del IES Averroes, Pepa Cobos, es más crítica. En su opinión, abrir una sala junto a un instituto es «un insulto a la dignidad ciudadana, sobre todo, en barrios pobres, porque incintan a la degradación». Según una encuesta realizada entre alumnos del centro sobre uso de nuevas tecnologías, «el 5% del alumnado de ESO y Bachillerato confesó haber jugado vía online o en vivo». Aunque el rechazo a las salas es generalizado, la mayoría de centros consultados creen que lo prioritario es empezar por controlar el tiempo que los jóvenes dedican a los videojuegos y al juego online para atajar el problema a largo plazo. La mayoría considera que el juego que se consume a través de las nuevas tecnologías es la puerta de entrada con la que se habitúa a los menores a consumir esta forma de entretenimiento que acaba enganchándoles.

Los docentes consultados destacan que es difícil que los menores acudan a estas salas para hacer apuestas «porque no tienen dinero», pero creen que hay un riesgo potencial en las expectativas que se crean sobre la posibilidad de ganar un dinero fácil por esta vía y la normalización de las salas de juego como espacios donde, en teoría, se puede ir solo a tomar un café.

En este sentido, critican la imagen que dan los deportistas y otros personajes famosos cuando se prestan a hacer publicidad del juego. Javier Pérez, profesor del ciclo formativo de Integración Social en el colegio Ferroviario, alude al hecho de que «se esté bombardeando con publicidad, que se puede ver a cualquier hora del día a los jóvenes utilizando para ello a gente exitosa que son referentes deportivos o de los medios, sin advertir de los riesgos que esto puede acarrear». La única alternativa para combatir esta realidad, en su opinión, es «fomentar el ocio saludable».