ANTONIA MORENO

"Estuvimos 3 o 4 años desalojados"

Antonia Moreno lleva 43 años residiendo en la calle Yahia. Su familia fue una de las desalojadas cuando Fray Albino se llenó de grietas. «Estuvimos tres o cuatro años fuera», recuerda Antonia, que tuvo que edificar su casa de nuevo con la ayuda de 12.000 euros concedidos por la Junta y Vimcorsa. Al poner cimentación nueva, no han vuelto a aparecer fisuras, «solo alguna en el salón y el dormitorio, pero nada más». Antonia recuerda que en el barrio «ha habido grietas siempre» debido al tipo de terreno, «pero no las que se abrieron, en las que podías meter la mano». A su juicio, «lo grave empezó a raíz de que Emacsa abrió un pozo» y «se movieron las casas». Piensa que la mejora de las conducciones se hizo muy «pegada a la casa y me la hicieron polvo».

BEATRIZ MUÑOZ

"Las puertas están descuadradas"

Beatriz Muñoz y José Manuel Prieto viven en la calle Creta, cerca de la vivienda desalojada en diciembre. Esta pareja compró la casa e hizo obra «porque estaba rajada». Más adelante se vio obligada a arreglarla de nuevo, aunque ya con ayuda de Vimcorsa. «Nos gastamos más de 15.000 euros», recuerda José Manuel, de los que 7.500 pusieron ellos y otros 7.500 Vimcorsa. José Manuel explica que renovaron «media casa» y cambiaron «la fachada entera» y los techos, y, a pesar de ello, «ahora estamos pendientes de los albañiles para arreglarla otra vez». La vivienda está plagada de grietas. No hay una estancia que se libre. A esto se unen las humedades, que hacen estragos en las paredes. Como consecuencia de ello, y según explica Beatriz, «las ventanas no cierran» y las «puertas están descuadradas».

AMADORA SILVA

"Estamos viviendo una pesadilla"

En la calle Yosuf hay dos familias afectadas por la rotura de las acometidas, lo que provoca que las aguas fecales afloren. Una es la de Amadora Silva. Desde hace un año «estamos viviendo una pesadilla», lamenta Amadora, que explica que «sale basura por el patio, que inunda la casa, y no podemos ducharnos, tenemos que usar barreños y tirar el agua a la calle», por lo que «es imposible vivir así». Relata que todo fue a raíz de las obras de la calle. «Entre que las acometidas están antiguas y el peso de los camiones, desde el escalón de la casa hasta fuera, se han roto». En cambio, asegura que las arquetas de su casa están bien y que Emacsa ha limpiado el alcantarillado. A esto se unen las fisuras. «Se nos ha caído el perchero de la humedad y las grietas», afirma.

MARISOL FERNÁNDEZ

"La carretera tira de la casa y se hunde"

Marisol Fernández también vive en la calle Creta y tiene problemas en su vivienda, aunque no en todas las habitaciones. Las rajas están localizadas en el salón, que no tiene cimentación nueva como la cocina, estancia en la que ya no tiene fisuras. Sin embargo, su mayor preocupación es la calzada de la calle. «La carretera tira de la casa y se está hundiendo», asegura, sin olvidar el día en el que se hizo «un gran agujero» en la misma, al que «te asomabas y veías cómo todo está hueco por debajo». «La Policía Local vino temprano y me dijo que tenía que arreglar la acometida», que finalmente «reparó Emacsa». Marisol insiste en que los hundimientos son frecuentes y que «la carretera está en el aire», pero «vienen tapan los agujeros y se van». Su temor es que se reproduzcan en época de lluvia.

MANUEL MORA

"Cualquier movimiento afecta"

Su casa es una de las que se libra de las grietas. Manuel Mora vive en la calle Yosuf en una vivienda que compró y reformó varias veces para acabar edificándola de nuevo. «Ahora no tengo problemas», dice. No le ocurre lo mismo a su hija, que vive cerca y que, a pesar de las obras, las fisuras vuelven a salir, o a una vecina, que pagó por la casa un precio elevado «y está desesperada». «Unas viviendas están dando más problemas que otras», señala, «y cualquier movimiento les afecta». De hecho, Manuel Mora asegura que muchas se han visto resentidas con las obras de la calle Yosuf. «Metieron las acometidas con máquinas, hicieron las canalizaciones a medio metro, y como las casas están sobre relleno, con la lluvia se movieron».

HERMANOS NAVARRETE

"Es una pena lo de San Eulogio"

Manuel y Miguel Navarrete llevan más de cincuenta años en Fray Albino, donde su padre abrió una tapicería, con la que siguen, que está junto al campo de fútbol de San Eulogio, símbolo de otro tiempo que sigue a la espera de una intervención que le devuelva la utilidad que tuvo en el pasado. «Es una pena cómo está el campo de San Eulogio, que daría vida al barrio, como el centro cívico, cuya apertura se ha notado», admiten. Para estos hermanos, el barrio «es como un pueblo, con gente trabajadora y mayor». A su tapicería llegan clientes que «dicen que se les han rajado las casas», señalan. «Fue una chapuza» la que se hizo hace años, añaden, ya que «les dieron ayudas y después salieron otra vez las grietas».