Cuando el obispo Fray Albino llegó a Córdoba hace 72 años, en plena posguerra, se quedó impactado por las chabolas y barracones que asfixiaban a la ciudad. Tenía claro que para que «la familia marche debidamente» debía tener «una vivienda digna y humana», como reconoce en una entrevista realizada en el semanario Ecos por su director, Manuel García Prieto, y reproducida en Fray Albino en el recuerdo, publicación de la Obra Social y Cultural de Cajasur coordinada por Pedro Pablo Herrera Mesa y Juan Antonio Polo Molina.

En su afán por acabar con ese chabolismo, levantó en el Campo de la Verdad el barrio que lleva su nombre a través de la asociación benéfica La Sagrada Familia, como también hizo en Cañero. Mediante donaciones, rifas y préstamos, y en terrenos comprados por poco dinero a la Dirección General de Ganadería que habían servido para el ganado y como cantera, construyó un barrio que ahora, cuando se cumplen sesenta años de su muerte, tiene numerosas heridas.

2.956 viviendas

Como indica la misma publicación en un capítulo de Herrera Mesa, la escasez de hierro y cemento que había en la época condicionó el tipo de construcción. Fray Albino se decantó por viviendas unifamiliares de una planta, que tenían de uno a cuatro dormitorios y patio, que fueron diseñadas por el arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría, aunque también había algunas de dos plantas y bloques. Hace setenta años, en 1948, Franco entregaba las llaves de las primeras 219 casas, cuyas obras se habían iniciado en 1947.

El proyecto se llevó a cabo en varios años y en tres fases (de 788, 611 y 1.500 viviendas -esta última, iniciada en 1952-) con más de 1.200 obreros y talleres montados a pie de obra donde se autoabastecían, y no faltaron equipamientos complementarios como iglesia, cine, colegios, mercado, locales comerciales, campo de deportes y oficina de Correos. Finalmente se levantaron 2.956 viviendas.

Dentro de ese barrio modesto, jugó un papel determinante el estadio de San Eulogio, que fue bendecido por el obispo Fray Albino el 24 de octubre de 1951 e inaugurado por un partido entre el Real Madrid y el Real Club Deportivo Córdoba.

San Eulogio, un símbolo

Tras la apertura del campo que se convirtió en un símbolo en el barrio, nació el Club Deportivo San Álvaro, germen del actual Córdoba CF. El estadio tenía capacidad para 7.000 espectadores y fue el primero con focos para partidos nocturnos. Durante 1954 y parte de 1955, el Real Club Deportivo Córdoba utilizó las instalaciones tras el cierre de El Arcángel debido a las deudas que acumulaba. Hoy, 67 años después de su apertura y casi un año después de su cierre, el campo ofrece una estampa desoladora. Hasta que no se haga realidad el proyecto privado que hay para recuperarlo, provoca pena y nostalgia.

«Es una cruz que tengo clavada en el corazón», asegura Manuel Montoro, refiriéndose al estado del campo, que conoce bien porque regenta el bar Tenerife, ubicado al lado. «LLevo 65 años aquí y he visto partidos importantes», asegura rememorando los encuentros que jugó el Córdoba durante los meses en los que estuvo allí mientras tiraban El Arcángel, momento en el que «pusieron césped y gradas». Además, «entre los años 60 y 70 fue cine de verano», añade. «Desde que se fue el Córdoba, se abandonó», lamenta. El campo es propiedad de Cajasur y la empresa Grucal quiere levantar un complejo deportivo y de ocio con aparcamientos.

Las heridas

Fray Albino es «hoy día un barrio triste», asegura Montoro, «y a partir de las ocho se queda aislado». A Fray Albino le han salido heridas en sus siete décadas de vida. Basta dar un paseo por el barrio para observar cómo ha cambiado. Aquellas casas homogéneas concebidas en el siglo pasado se mezclan hoy con numerosas construcciones nuevas, la mayoría de ellas ejecutadas después de la aparición de grietas que trajo de cabeza al Ayuntamiento a mitad de la década pasada. «La situación no es igual en cuanto a vivienda, la crisis se ha notado, ya que antes, en todas las calles, se tiraban y se hacían casas nuevas, y ahora es más difícil», señala el presidente del consejo de distrito Sur y de la asociación de vecinos Guadalquivir, Antonio de la Rosa. Muchas de esas viviendas están en manos de los bancos «y tienen ocupas», asegura, hecho que ocurre, sobre todo, en la parte alta del barrio. Por ello, no es raro ver puertas y ventanas tapiadas para evitar la entrada sin permiso. Tanto el abandono del estadio como los ocupas son temas que preocupan al barrio, al que, sin embargo, le ha sentado «bien» el plan Urban Sur, al menos, y según De La Rosa, por el arreglo de algunas calles y las iniciativas de formación. Aún así queda mucho trabajo por realizar en cuanto a la pavimentación de calles y a su mejor iluminación.

El barrio «ha cambiado para mal». Eso es lo que piensa el presidente de la asociación de vecinos Puente Romano, Juan Moreno, que no comparte los efectos positivos del Urban y lamenta el mal estado del estadio, temiendo, incluso, «que se pueda caer su fachada». Moreno denuncia que «hay problemas de convivencia», sobre todo en algunas zonas, y exige que «se cumplan las ordenanzas municipales», ya que «se acumula basura en la calle», donde, además, «se hacen candelas». También demanda más presencia policial y aparcamientos.

El golpe del 2005

Fray Albino vivió a mitad de la década pasada un episodio que lo marcó, la aparición de grietas.

Los vecinos empezaron a denunciar la existencia de fisuras en el 2003 y responsabilizaron a Emacsa de unas obras llevadas a cabo para instalar una nueva canalización. La presión vecinal fue tal que en septiembre del 2005 el Pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad llevar a cabo un plan de actuación a coste cero para los vecinos. En aquel momento era alcaldesa Rosa Aguilar y presidente de Urbanismo y Vimcorsa, Andrés Ocaña (ya fallecido). Sin embargo, lo peor estaba por llegar, ya que un mes después, el paso del huracán Vince hizo estragos en Córdoba y se cebó con Fray Albino, donde las fisuras fueron a más. El Ayuntamiento llegó a encargar estudios para determinar el origen de las grietas, que concluyeron que eran por una mala cimentación y por las arcillas expansivas.

La que entonces era presidenta de la asociación de vecinos Puente Romano, Carmen Sevilla, recuerda bien el día de la tormenta, cuando la llamó «el arquitecto del Ayuntamiento y estuvimos toda la noche sacando gente de allí, daba miedo». Desde entonces, ha habido más de veinte desalojos como consecuencia de las grietas. El plan que comenzó con intervenciones en más de 400 casas acabó actuando en más de 700 con un balance final de más de 9 millones gastados, de los que 7 millones puso el Ayuntamiento y 2 millones la Junta. Las actuaciones se prolongaron durante varios años y en la etapa en la que la concejala socialista Victoria Fernández fue presidenta de Vimcorsa hubo hasta una oficina en Motamid para atender de forma más directa a los afectados.

Arcillas expansivas

«El terreno tuvo la culpa», recuerda Carmen, que asegura que la parte superior del barrio fue la más afectada, aunque «las obras de Emacsa ayudaron», ya que «se hicieron pegadas a las fachadas y eso contribuyó a que hubiera más movimiento». Carmen Sevilla reconoce que entonces ya se sabía que «el arreglo que se iba a hacer no era integral». A pesar de que hubo obras de todo tipo, mayores y menores, también hubo muchos propietarios que decidieron tirar su vivienda y hacerla nueva. «Todas esas casas que se echaron abajo no tienen problemas ahora», asegura. La demolición y la obra nueva fue la actuación promovida por Vimcorsa a final de la década pasada.

Aquella etapa forma parte de la memoria y la hemeroteca. Muchos de los que vivieron de cerca la situación prefieren no remover el pasado. Hay quien piensa que no se tomaron las determinaciones correctas y que la intervención fue una decisión política y no técnica que no iba a atajar el problema de raíz. Uno de los expertos consultados señala que «era un problema complicado de arreglar si no es con una operación de mucho calado», por lo que «se dio solución a lo que se pudo» y «se solventaron las situaciones más graves». En aquella etapa se llegó incluso a iniciar un estudio para llevar a cabo la reurbanización de Fray Albino, «que era la única solución» y que iba más allá de las viviendas, ya que contemplaba actuaciones en la totalidad del barrio. El problema era su alto coste. Ahora, más de una década después, considera que la situación «se puede reproducir pero no con la envergadura de aquel momento».

Emacsa, hacia la que los vecinos dirigieron sus críticas en un primer momento, reconoce que acometió obras en Fray Albino en el 2004, pero «no fueron causa de las posteriores grietas y deficiencias que presentaban las viviendas» como «quedó confirmado en el informe de Vorsevi», encargado por Vimcorsa. Después, entre 2010 y 2014 realizó investigaciones para acometer nuevas obras sin levantar calles y sin remover el terreno, que dieron como resultado la aplicación del método bursting, mediante el que se introducen las nuevas tuberías en el interior de las antiguas.

Otros factores

Los caprichos del terreno, la cimentación propia de unas casas modestas edificadas en la posguerra, el exceso de agua, la falta de mantenimiento de muchas viviendas y las obras realizadas indebidamente, e incluso sin licencia, son factores que, según los expertos consultados, influyen en perpetuar la enfermedad de un barrio que no se recupera. El ejemplo es la casa desalojada en la calle Creta en diciembre por el riesgo de derrumbe. El desalojo puso en evidencia que Fray Albino continúa necesitando una intervención.

A las grietas, que no han desaparecido del barrio, se unen ahora otros problemas como el deterioro de las acometidas de agua que van desde las casas a la red general, que «con el movimiento del terreno se parten, el agua se filtra y se producen socavones en la calzada y en los bajos de las casas que están provocando hundimientos», como los sucedidos en la calle Creta, según explica De la Rosa. El presidente del consejo de distrito afirma que para evitar lo ocurrido en Yosuf, calle remodelada en la que después han surgido problemas en dos viviendas en las que afloran las aguas fecales por baños y patios, se está proponiendo a los vecinos que cuando se haga una obra, como la iniciada en Ciudad de Montilla, tengan la posibilidad de arreglar las acometidas. Para ello, contarán con facilidades de pago a Emacsa y con ayudas de Servicios Sociales.

A raíz de ese desalojo, Vimcorsa ha iniciado un diagnóstico de las cerca de 3.000 viviendas de Fray Albino para conocer la situación de sus moradores y el estado de las mismas. El equipo encargado de los trabajos ha visitado más de 300 y ha detectado grietas, humedades y filtraciones en muchas viviendas, incluso en las de la parte baja del barrio, que son las que están mejor, y en algunas arregladas anteriormente e, incluso, levantadas de nuevo. La idea de Vimcorsa, tal y como ha transmitido su gerente, Rafael Ibáñez, es plasmar la radiografía del barrio en el plan municipal de vivienda y proponer medidas para su regeneración, que pasa necesariamente por derribar y construir de nuevo por fases, a largo plazo y manteniendo la identidad del barrio. La decisiones deben tomarse sin prisa pero sin pausa, ya que aunque la situación no es alarmante, según señala Ibáñez, sí exige actuar. A juicio de Ibáñez, la intervención realizada en la década pasada permite «plantear soluciones de forma sosegada y no tomar medidas precipitadas».

De la Rosa, que cree que en Fray Albino «no tiene por qué pasar como antes», piensa que una vez que esté el diagnóstico, «hay que sentarse, ver el alcance del problema y, en función de eso, implicar a todas las administraciones» en la financiación. Tanto él como el presidente de Puente Romano son partidarios de llevar a cabo un plan integral que mantenga inalterable la identidad del barrio. Moreno exige «un plan integral con fechas y cuantías» y está en contra de «gastar otros 8 millones para estar en la misma situación», ya que el tiempo ha demostrado que «el arreglo realizado no ha servido para nada». «Todo lo que no sea levantar una casa y echar una buena cimentación», indica, «es pan para hoy y hambre para mañana».

Habrá que esperar al plan de vivienda para conocer la nueva cura propuesta para las heridas del barrio de Fray Albino.

Los vecinos relatan sus experiencias