Finalizan las ferias de libros en todas las capitales españolas. Salvo algunas rezagadas que utilizan el buen tiempo para la promoción y difusión de la cultura, el resto ha echado ya el cerrojazo.

La Feria del Libro de Madrid es una referencia, un escaparate que sirve de modelo. Los datos positivos de ventas hacen crecer las esperanzas. Pero los datos positivos también son manipulables, como todo hoy día.

El modelo tradicional de Feria del Libro debe cambiar, debe adaptarse a los nuevos tiempos. Debemos buscar a aquellos colectivos que no acuden a las casetas y preguntarnos qué debemos hacer para que las visiten. Se debe modificar el formato manido de presentación, firma, discurso, conferencia.

La cultura está más viva que nunca, pero lo está a su manera, que es la de todos.

Y seguimos con los ojos cerrados, haciendo creer que la celebración de una feria del libro es un éxito, que la crisis ha pasado, que se recuperan las ventas, que la gestión ha resultado positiva.

NUEVOS TIEMPOS

No señores, no. O nos adaptamos a los nuevos tiempo (nuevas necesidades) o la cultura seguirá siendo ese círculo cerrado que solo llega a los mismos.

He hablado con libreros, con editores, con autores, con el público de diferentes edades. Ellos nos dicen cómo y por qué. Ellos son la voz que debe ser escuchada. Ellos darán la solución a la difusión de la cultura. Sus necesidades son nuestros objetivos.

Y en España sigue sin interesar el libro electrónico. Es compatible con la obra en papel, y su desarrollo y apuesta engrandecería nuestra cultura, la cultura en líneas generales.

Ahora que han cerrado las casetas de las ferias de libros debemos reflexionar para que no vuelva a ocurrir lo que siempre ocurre.