La Esperanza estaba ayer más radiante que nunca, si eso es posible, exornada con lílium y lisianto blanco. Y espectacular Jesús de las Penas con el friso de rosas rojas y luciendo la túnica de terciopelo rojo bordada en oro, regalo de sus costaleros. Pero el tiempo impidió lucir la alegría de la hermandad, que acertó al no salir porque le hubiera caído un par de chaparrones. El caso es que ya se frustró la salida extraordinaria a la Catedral con motivo del 75 aniversario y ayer fue otro duro golpe. La Gitana de Martínez Cerrillo sigue sin conocer el primer templo de la diócesis. Eso sí, en la hermandad, como no podría ser de otra forma, no pierden la esperanza.