El sacerdote español Ramiro Ludeña y Amigo, de 64 años, asesinado el jueves durante un asalto, fue enterrado ayer en la ciudad brasileña de Recife, en la que residió los últimos 34 años y donde dirigía un centro de atención a menores. El religioso, según la policía, fue asesinado de un balazo de escopeta por un joven de 16 años, como los muchos a los que ayudaba, que ya ha confesado el crimen.

El cura español, natural de Toledo, fue sepultado ayer tarde en el cementerio de Jaboatao dos Guararapes, uno de los municipios del área metropolitana de Recife, la capital del estado de Pernambuco. Ludeña y Amigo fue despedido por decenas de sus feligreses y por voluntarios y jóvenes integrantes del Movimiento de Apoyo a los Niños de la Calle (Mamer), la organización no gubernamental fundada por el sacerdote hace veinte años.