Las Harley Davidson se aproximan a su primer centenario de vida convertidas en las motos que dominan el mercado incluso en medio de una economía poco menos que boyante. Llámesele hacerle los honores en su cumpleaños o simplemente una buena estrategia de mercado, pero tras 17 años consecutivos de ganancias, la empresa Harley-Davidson está viendo cómo el público le quita los modelos de las manos.

De hecho, la demanda es tan elevada en los modelos del 2003, los del centenario, que los vendedores están aplicando un precio de venta más alto sobre la etiqueta nada desdeñable que llevan estos caballos de "cromo y acero". Un milagro que desafía cualquier indicador de Wall Street, incapaz de explicar cómo alguien se puede gastar más de 20.000 dólares en una moto de lujo en medio de la crisis financiera existente y en un mercado que parece dominado por las importaciones japonesas.

Sin embargo, la empresa con sede en Milwaukee (EEUU) llegará el próximo 30 de agosto a su primer centenario con una fiesta por todo lo alto que reunirá a cientos de miles de moteros de lugares tan remotos como Sydney (Australia), Tokio (Japón) y Barcelona (España).

Entre ellos estarán un buen número de los 700.000 miembros de la organización H.O.G., siglas unidas a esta compañía desde 1920 y que ahora se traducen en castellano como Grupo de Dueños de Harley. Una fidelidad con una fuerza desconocida en otros vehículos y que tiene mucho más que ver con la relación entre estas motos y un estilo de vida que con la potencia de sus motores.

A diferencia de los amantes de las motos en general, cuya edad media es de 38 años, los dueños de Harley Davidson suelen rondar los 46 años. El presidente de la compañía, Jeffrey Bleustein, no parece preocupado por este hecho. "Harley-Davidson ha vivido guerras, depresiones y ataques terroristas. Pero la gente aún siente este deseo de expresarse y encontrar así su paz mental en medio de este mundo tan caótico".