Dos ceses

El extraño cese de Carlos Aladro como gerente del IMAE, cinco meses después de haber sido seleccionado por concurso público, parece menos extraño si se relaciona con el cese de Lola Baena Alcántara como directora del Museo Arqueológico de Córdoba. Aunque sean ámbitos distintos, municipal y autonómico, ambas explicaciones no parecen demasiado convincentes. Lola Baena Alcántara ha sido la impulsora del nuevo Museo Arqueológico, su implantación social y su prestigio. A su favor latía el aval del pasado convertido en presente. Carlos Aladro, que hasta hace pocos días ha sido gerente del Instituto Municipal de Artes Escénicas, tiene una historia de gran creador teatral en Madrid, entre otras tablas, como director escénico en La Abadía. Hablamos de la exquisitez del teatro entendido como contrato noble con los ciudadanos para ofrecer espejos más honestos en los que contemplarse. Siempre con brillantez, ha representado obras contemporáneas y a los clásicos, de Ionesco a Ibsen, y lo sabe todo del teatro. Cuando supe que había sido elegido gerente del IMAE me alegré por él, pero también por mi ciudad. Pensé: por fin alguien que puede dar a Córdoba lo que le corresponde, porque en el teatro está todo. Córdoba anda con buenas intenciones dentro del enfoque institucional de la cultura, pero continua sin horizonte desde que se perdió la Capitalidad. No hay proyecto integrador, faltan gestores y sobran guerras de taifas. Y el IMAE acumula cinco gerentes en cinco años, lo que define más al IMAE que a quien viene de fuera. Quizá no sirva de nada, pero hoy quiero dar la cara por Lola Baena Alcántara, que ha hecho del Arqueológico una referencia cultural, y por Carlos Aladro, que podría haber dado al IMAE lo que el IMAE no ha estado preparado para recibir: modernidad y talento. Una pena, otra gran ocasión desperdiciada. Entre los políticos, como entre todos, siempre hay quien desea lo mejor para Córdoba. Pero qué poca gente quiere de verdad a la cultura.

* Escritor

Suscríbete para seguir leyendo