Opinión | TRIBUNA ABIERTA

Despoblación, desesperación y agua potable en el norte de Córdoba: una trilogía sanchista sobre el desgobierno

Según el censo de 2023 publicado recientemente por el INE, ocho de cada diez municipios de Córdoba han perdido vecinos en el último año. Es decir, 64 localidades han reducido su población y la tendencia de abandono del mundo rural es evidente, con realidades tan preocupantes como la del norte de la provincia donde en la última década se ha perdido más del 10% de la población y en determinados municipios se supera el 20%.

Con casi la mitad de la superficie provincial y poco más del 10% de la población, Pedroches y Alto Guadiato avanzan año tras año hacia un erial demográfico sin que el Gobierno de Sánchez haga suya ninguna de las propuestas recogidas en el Dictamen del Comité Europeo de las Regiones (2018) sobre las respuestas deseables en la Unión Europea ante la despoblación. Entre ellas, priorizar la creación de oportunidades para retener población joven, beneficiar a los territorios con inversiones estratégicas en temas como la energía o las comunicaciones, favorecer la prestación de servicios públicos de calidad para todos los ciudadanos, o simplemente no castigar a zonas como Pedroches y Guadiato generándoles nuevas debilidades (el acceso a agua de calidad, sin ir más lejos).

Igualmente, en febrero de 2019 el Parlamento Europeo acordó que la despoblación fuese, por primera vez, criterio tenido en cuenta a la hora del reparto de fondos europeos. Pero este Gobierno atrapado, por sus ambiciones y vanidades, en las redes del independentismo más excluyente, hace caso omiso a las estrategias marcadas por Europa y no conforme con no seguir la senda marcada, echa leña al fuego que en el norte de Córdoba se traduce, entre otras cosas, en 10 meses sin agua potable.

Hace unos días, tuvo lugar otra sesión esperpéntica del Congreso de los Diputados en la que tuvimos la ocasión de comprobar que no hay límites para la sumisión del PSOE al control remoto ejercido por D. Carles Puigdemont, ni evidentemente para la concesión de los privilegios que conlleva. El sometimiento vergonzoso tuvo los resultados perseguidos y se aprobaron dos decretos (auténticos misiles contra nuestros cimientos democráticos) con los que se impide al partido ganador de las elecciones poder debatir y aportar propuestas en temas de vital importancia para nuestro país, a la vez que se ahonda la brecha entre españoles.

Tras ese pleno, en la transmisión obediente del mensaje chantajista de Bolaños desde la tribuna del Congreso (cuidadito con votar no), el diputado socialista por Córdoba Alberto Mayoral puso en la diana mediática los nombres de los diputados del PP por Córdoba para afirmar con mucho cuajo y muy poca vergüenza que con nuestro voto negativo a los decretos de Sánchez “no defendimos a Córdoba y su gente, dañando y perjudicando a nuestros propios vecinos”.

Uno de los dos decretos aprobados gracias a la abstención de Don Carles contempla inversiones de emergencia contra la sequía. Entre esas inversiones, no se encuentra el trasvase del embalse de Puente Nuevo al de Sierra Boyera, ni la mejora del tratamiento de potabilización en este último, acciones que terminarían con la pesadilla por la que atraviesan ochenta mil cordobeses por obra y gracia de ese PSOE arrodillado ante el independentismo que aboca a la nueva portavoz del Gobierno a necedades tales, como asegurar que “nuestra democracia es más completa si se incorpora a los que tuvieron que salir en 2017 (aunque fuesen escondidos en un maletero)”.

Para esta hornada de nuevos socialistas parece ser que incorporar a delincuentes mejora más la democracia que garantizar servicios básicos como el agua a todos los ciudadanos. Ni siquiera el llevar cerca de un año sin agua potable ha sido motivo suficiente para contemplar el trasvase entre las inversiones del decreto. Se entiende que todos los miles de millones comprometidos con “el que tuvo que salir” no dejan ni una migaja a este territorio de Córdoba que no dispone de votos suficientes para influir en el mantenimiento del Falcón.

Tras lo expuesto, si tengo que contestar al diputado socialista cordobés he de alinear mi respuesta con algunos aforismos de John Kennedy Toole en su magnífico libro La Conjura de los Necios, tales como “La verdad es un concepto relativo, cada uno tiene su propia versión de la realidad” o “La realidad es una ilusión, y la ilusión es nuestra única realidad”. Mi versión de la realidad está clara: el obediente diputado Mayoral y su bancada han condenado a ochenta mil cordobeses de Pedroches y Guadiato a la desesperación. Mi ilusión también es evidente: ver lo antes posible el final de estos verdugos que destrozan nuestro futuro. Respecto a las declaraciones de la portavoz del Gobierno, Toole también nos ilustra cuando afirma que “la estupidez humana no tiene límites, es un océano profundo e interminable.”

Sánchez afirmó tras la aprobación de los decretos “bien está lo que bien acaba”. En el norte de Córdoba podemos decir sin temor a equivocarnos que “mal está lo que mal comienza”. Ya van 282 días sin agua potable.

** Diputado por Córdoba en el Congreso y alcalde de Añora