Opinión | parece una tontería

Hacer cosas

«Una vez me preguntaron qué querría ser de no ser escritor, y respondí que alguien con la habilidad de hacer cinco cosas tan bien que con todas pudiese ganarse la vida, como mi amigo»

Las personas sabemos hacer cada vez un menor número de cosas con las que ganarnos la vida. Llevamos una existencia experta, restringida, repetitiva. Se nos da bien una cosa, y nos consagramos a ella hasta volvernos habilidosos en algo muy particular. Entretanto, no nos dedicamos a casi ninguna otra tarea notoria, central, aunque fortuitamente también se nos dé bien cocinar, o restaurar un mueble, o dibujar paisajes, o arreglar un enchufe, o cultivar tomates y melones, o decorar un salón, o tocar la guitarra, o elaborar un licor, o coser un pantalón, u otros hermosos milagros con los que sortear la locura o la tristeza que despide al cabo del tiempo el puto trabajo de siempre.

Tengo un amigo, Ángel, que puede construir una casa de dos pisos con sus propias manos, conducir un tráiler, instalar o reparar una caldera, cortar un nogal, hacer un armario, alicatar un cuarto de baño, arreglar un coche, matar y despiezar un cerdo, montar una instalación eléctrica, cocinar un jabalí, abrir un botellín de cerveza con los dientes, arar un prado. Es un amigo de la infancia, y, si quisiese, podría ganarse la vida de muy diferentes maneras. Una vez me preguntaron qué querría ser de no ser escritor, y respondí que alguien con la habilidad de hacer cinco cosas tan bien que con todas pudiese ganarse la vida, como mi amigo.

Cuando alguien es capaz de urdir por sí mismo todo un universo de cosas a su alrededor, siempre me recuerda a un tal Gouttman, un personaje al que George Perec dedica veinte líneas en La vida instrucciones de uso. Fue el maestro de Winckler, el protagonista de la novela junto con Bartlebooth. Gouttman se lo llevó a su casa y empezó a enseñarle lo que sabía hacer. El aprendizaje duró varios años, ya que lo sabía hacer todo: «Esculpir, tejer, trenzar, enhebrar, bordar, coser, amasar, pintar, barnizar, recortar, ensamblar...» Aunque también me hace pensar en Mortimer Smauft, que no solo era el mayordomo de Bartlebooth, sino también su ayuda de cámara, secretario, maletero, cepillador, barbero, chófer, guía, tesorero, agente de viajes y portaparaguas.

*Escritor

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS