Opinión | LA CAFETERA DE ASPASIA

Competencias e incompetentes

Es probable que mañana, día que se publican oficialmente las notas del primer trimestre en los institutos andaluces, haya más de un susto cuando reciban las evaluaciones.

Gracias a la última ‘ocurrencia ley’ de educación, la Lomloe, a nuestro alumnado se le ha evaluado no por los contenidos que asimila sino por las competencias que demuestra que tiene. Se ha obligado al profesorado a evaluar competencias que los políticos consideran clave, como «aprender a aprender», «sentido de iniciativa y espíritu emprendedor» o «competencias sociales y cívicas» al mismo nivel que el esfuerzo y el aprendizaje de contenidos.

La ley tiene a todo un sector docente ahora mismo haciendo cuentas como locos para obtener las notas finales, teniendo que aplicar mil criterios. Esto quiere decir que tu hijo o hija puede ser extraordinario en una materia, pongamos Lengua o Matemáticas, pero que ahora si no puede (por el motivo que sea) entregar algún trabajo, si es tímido o no tiene espíritu emprendedor, tiene mala letra, es desorganizado con su cuaderno, o no tiene una ‘buena postura’ al hacer una defensa oral... sus notas menguarán bastante por mucho conocimiento que asimile, ya que no controla esas competencias que se han inflado para favorecer al alumnado que no quiera o no pueda estudiar contenidos: ahora todo vale por igual para la evaluación. Todo, además, sin estar esos criterios publicados en la mayoría de centros, de manera que tienes que mirarte la página del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes para ver de qué van. Igualamos por abajo y perjudicamos a los que estudian... y para el segundo trimestre ya sabrán que estudiar no vale tanto... lo que les faltaba.

Estas ‘metodologías activas’ tan guays, que en teoría y en la mente de los pedagogos suenan con orquesta y a maravilla, quizás serían viables en clases con diez alumnos que, además, tuvieran un carácter japonés o alemán.

En países como Suecia, ya las han quitado. Nosotros aceptamos que la educación de nuestros hijos sea un programa electoral; permitimos a los políticos politizar las escuelas, quitarle horas a asignaturas básicas, destrozar al colectivo docente... La defensa del alumnado debería ser una prioridad y, para mí, hace falta una huelga general en educación desde hace tiempo.

Felices fiestas.

* Artista y profesora de la Universidad de Sevilla

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