Un Papa ecologista

‘Laudate deum’ es el nombre del nuevo documento firmado por el papa Francisco, en forma de exhortación apostólica, que viene a ser una continuación, o más bien una coda, de lo que fue la encíclica ‘Laudato si’ publicada en 2015. Para Francisco es una prioridad la guerra a todo lo que signifique contaminación, calentamiento global o desecación de acuíferos, entre otros muchos problemas medioambientales que acucian al planeta.

Este texto publicado el 4 de octubre, muy acertadamente el día de san Francisco de Asís, continúa con el empeño del Papa en dar solución al maltrato que el ser humano inflige a la Madre Tierra. La exhortación viene cargada de cifras de contaminación y protocolos de actuación un tanto utópicos, aceptados por unos países y por otros no, que nos pone las cosas muy feas.

O se cambia el paradigma de consumo y producción de bienes o estamos abocados a la destrucción del planeta, nos viene a decir el Papa. Nunca un texto de la Santa Sede había sido tan claro dando datos empíricamente constatables sobre un tema, e incluso se moja señalando a los responsables de ello, es decir, Estados Unidos, China, Rusia y la economía emergente de India.

Hace hincapié en las cifras desbordadas de la aceleración del calentamiento global, el aumento del nivel del mar o el derretimiento de los glaciares en las últimas décadas. Francisco tilda la situación como ejemplo de estructura de pecado, una expresión usada por varios papas antes, centrándose en la responsabilidad de los ricos que contaminan más que los pobres; por ello, pide a los primeros que deben compensar a los más desfavorecidos por el daño que causan. Pero cuando el Papa de verdad se moja es cuando ataca directamente a los políticos recordándoles que no deben actuar con egoísmo pensando en sus intereses partidistas, sino sabiendo que se deben a los ciudadanos. Precisamente por estos «jardines» en los que gusta pasear a Francisco es por lo que se le ha calificado en muchas ocasiones de «papa comunista».

Pero, ¿con qué podemos quedarnos de este nuevo documento del Papa? Sin duda, con la valentía de Francisco poniendo nombre y apellidos a los responsables: los países más industrializados que coinciden con los que más gases de efecto invernadero emiten a la atmósfera. También merece la pena recalcar el señalamiento al «estilo de vida irresponsable ligado al modelo occidental», o lo que es lo mismo, a la sociedad capitalista basada en el hiperconsumo. Finalmente, llama a los ciudadanos a ser valientes y tomar las riendas de una nueva forma de vida basada en el cuidado de la «casa común». Su mensaje es claro: si cambian las personas, cambiará el mundo.

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