Opinión | HOY

Engañada

Tengo que confesar que mi marido me engaña de nuevo con otra. Lo sé no porque lo haya cogido en algún fallo, no; él cada vez me engaña mejor, con más arte. Debo reconocerlo. Esta vez lo he averiguado por su comportamiento conmigo. De pronto se ha vuelto cariñoso y expansivo. Sé que me engaña porque de nuevo me envuelve con su palabrería interminable, su medio sonrisa cuando regresa a casa, o su pose cuando se acerca a mí para preguntarme por esa nueva camisa limpia; y, sobre todo, cuando me alarga su rostro para que le dé un beso y me dice que no me preocupe, que él me quiere y me cuida. Lo sé porque ha sacado sus hoyuelos más perfectos y brillantes, y me aplaude por todo, y todo lo que hago le parece bien. Pero, sobre todo, lo sé porque ¡se me ha vuelto tan dadivoso! Me ha dicho que no me agobie por nada, que él se encarga de todos los gastos, que puedo disponer de todo el dinero que yo quiera para ir al cine todos los martes. Y encima va y me regala un bono cultural hasta para videojuegos, pues dice que como mujer tengo que aumentar mi cultura; y me ha comprado un Interraíl europeo para que viaje en tren por donde quiera y así aumente mi sociabilidad, porque dice que últimamente me ve muy metida en casa. Me anima a que vaya al médico, a la atención primaria, siempre que yo quiera. Me ha propuesto ponerme un piso para cuando yo quiera tener momentos de intimidad. Me ha sugerido que me olvide de mis problemas oncológicos, sobre todo cuando me dio la neura de que podría tener un cáncer de pecho. Pero lo que más me ha gustado es cuando me ha mandado a que me cuide mi salud mental. Bromeando, me ha ordenado que no repare en gastos de ir al psicólogo e incluso al psiquiatra, porque no le gusta verme deprimida, ni histérica, ni triste, que lo que quiere es que sea comunicativa y positiva, que me apunte a otro gimnasio, que salga; sobre todo que no me encierre en la casa. Así que ya veis: está con otra. No necesito olerle la ropa cuando llega, ni espiar en su móvil, ni mirar en el cuentakilómetros del falcon, ni registrarle los bolsillos, ni oírle cantar en la ducha. Sé que está con otra porque me da la razón en todo. Me mira serio cuando yo le hablo de algún problema y me dice que lo va a solucionar. Y todo ha sido porque he vuelto a confiar en él.

** Escritor

Suscríbete para seguir leyendo