Mañana, 24 de enero, se celebra el día de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas. Bueno será que contemplemos un momento su silueta y recordemos sus grandes lecciones de excelente comunicador. Canónigo de Annecy, obispo auxiliar de Ginebra, líder de debates con los protestantes, se dice que escribía de día «hojas clandestinas» y las metía por debajo de las puertas de noche. Escribía como un ángel. De forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura. Quizás por este gesto, audaz sin duda, se ganó el titulo de ser el patrón de las Asociaciones de la Prensa y de los periodistas del mundo entero. Alguien dirá que el Periodismo ya no es lo que era, unos profesionales con carné de prensa, condición necesaria para formar parte de la plantilla de un periódico. En la actualidad, a través de internet, todo el mundo puede informar y transmitir noticias, no ya a un periódico o a una emisora de radio o de televisión, sino al mundo entero. La diferencia es que el periodista por vocación, formación y profesión se define por las tres misiones del auténtico periodismo: verdad, libertad y justicia. En palabras del presidente de la Asociación de la Prensa, de Madrid, Juan Caño Díaz, en una entrevista publicada en la revista ‘Ecclesia’, «el periodismo se define, en primer lugar, por la búsqueda de la verdad; después, la defensa de la libertad de información, de prensa y de expresión; y finalmente, la justicia. El periodismo siempre está del lado de los desfavorecidos y de la justicia social. Compartimos con la Iglesia esos valores, especialmente en cuanto se refiere a la búsqueda de la verdad y la defensa de la libertad». El mundo cambia por momentos y la humanidad se siente continuamente amenazada, no solo por la pandemia, sino por esa cadena de males e injusticias que nos causamos unos a otros. En esta aldea global que es hoy nuestro planeta, a los medios clásicos de la comunicación -prensa, radio y televisión-, se unen hoy Facebook, con 2.700 millones de usuarios mensuales activos, e Instagram y Twitter, que superan también los 1.000 y los 30 millones respectivamente. Y eso, sin contar los miles y miles de «portales» y de «páginas web» que existen, con informaciones de todo tipo, y con protagonistas de todas la clases. Pero hoy está surgiendo la «Nueva ola del columnismo conservador español», una serie de personas que no tienen la misma edad, no viven en la misma ciudad, no tienen el mismo oficio, no salen juntos a cenar, no visten igual, no escriben en el mismo periódico, no gozan de niveles similares de popularidad ni experiencia periodística, no comparten estilo. Pero sean lo que sean, el espectro de público cristiano y conservador está de enhorabuena al leer la prensa cada mañana: en los recovecos de las publicaciones digitales ha nacido un notable grupo de valerosos columnistas, dispuestos a levantar cada día las letras conservadoras que un día legaron nuestros mayores. La revista ‘Mundo cristiano’ nos ofrecía sus nombres, en un amplio reportaje: Enrique García Máiquez, con su prosa poética y delicado estilo; Mario Crespo, prosa ágil, siempre exhaustivamente documentada; el poeta sevillano Jesús Beades, la letra persuasiva; y muchos más, como David Jiménez Torres, Hughes, Carmen Álvarez, Marisa de Toro, Isabel Lozano, María José Fuenteálamo... Casi todos tienen en común una activa presencia en las redes sociales, lugar donde comparten articulos y, de alguna manera, prolongan sus ideas. Es necesario un «columnismo nuevo», que no se dicte desde los despachos importantes, que convenza con argumentos y seduzca con la verdad. Mañana, pediremos a san Francisco de Sales que proteja a los periodistas, con aquellas palabras que nos dejó el querido compañero andaluz, el beato Lolo: «Cuando escribas», lo has de hacer, «de rodillas, para amar», «sentado, para juzgar», «erguido y poderoso para combatir y sembrar».

** Sacerdote y periodista