La provincia de Galilea, según algunos autores, fue en tiempos de Jesús una provincia pacífica con pocas diferencias religiosas con Judea. Otros autores, al contrario, dicen que Galilea estaba muy revuelta por las dificultades económicas y por el proceso de urbanización en el que se hallaba inmersa bajo el reinado de Herodes Antipas. Galilea era ciertamente una región helenizada con influencia de filósofos cínicos, pero con muchos habitantes judíos.

Los judíos de Galilea eran diferentes a los de Jerusalén donde el influjo del Templo era mayor y la presencia de escribas, más numerosa. En tiempo de Jesús, Galilea era un reino vasallo de Roma bajo la dinastía herodiana, mientras que Judea estaba bajo el control directo de Roma, que tenía allí un prefecto que dependía del legado de Siria.

Nazaret era un pueblo pequeño y pobre, como ha puesto de manifiesto la arqueología, pero que está a solo 5 kms. de Séforis, ciudad reedificada por Herodes Antipas, que la convirtió en capital de Galilea. Esta ciudad y otras  que había en el entorno de Lago de Tiberíades ejercieron una presión muy fuerte con los habitantes de las aldeas circundantes, que comenzaron a vivir de la amplia demanda de productos que venían de ellas. Por eso creemos que Jesús y su padre José, tal vez, pudieron encontrar trabajo en Séforis.

La existencia de Séforis -y de otras que había en la zona llamada Decápolis (Diez ciudades)- cambió la vida de las aldeas que había en su entorno, pues los romanos grababan sobre ellos enormes cargas impositivas, con las que los herodianos financiaban su política de grandes obras públicas; a esto hay que añadir los impuestos exigidos por el Templo de Jerusalén. Las pequeñas propiedades agrícolas familiares no podían hacer frente a tal situación. Consecuentemente se dio un proceso de concentración de la propiedad, de modo que los pequeños propietarios se convertían en jornaleros, a veces incluso en esclavos, y la emigración fuera del país era muy numerosa.

Curiosamente, este rechazo de los aldeanos a la nueva situación producida por la demanda de estas ciudades, puede explicar el hecho de que Jesús no aparezca nunca en los Evangelios visitando núcleos urbanos importantes, a excepción de Jerusalén.

No podemos decir con certeza que Jesús, de joven, trabajase en Séforis. Pero es verosímil que tanto él como su padre lo hiciesen dada la corta distancia que había entre Nazaret y Séforis y la gran demanda de trabajo que había en las ciudades de la Decápolis, aunque los evangelios no nos dicen nada al respecto.

En resumen, es verosímil que Jesús se acercara a Séforis ocasionalmente en su juventud o que, tal vez, realizase algunos trabajos para esta ciudad; sin embargo, fue probablemente el poder de Herodes Antipas lo que lo mantuvo lejos de Séforis durante su ministerio público, por lo que Jesús podía tener de subversivo y de crítico con el poder romano. Durante su vida pública, Jesús no tuvo su centro de actuación en Nazaret, sino en Cafarnaún, una aldea mayor que Nazaret, situada en la periferia del poder de Antipas y con fácil acceso a la otra orilla del lago que resultaba mucho más conveniente y menos peligrosa y por la que pasaba una calzada romana.

* Catedrático de Filología Griega