De José sabemos que era descendiente, venido a menos, de la familia de David y que lleva el nombre del patriarca José que, con motivo de una hambruna, llevó a sus hijos a Egipto. Es curioso que José desaparece de los evangelios una vez que Jesús comienza su vida pública. Nada más se sabe de él.

La solución tradicional es que, tal vez, José había muerto ya cuando Jesús comenzó la vida pública. Como no sabemos la edad de José al nacer Jesús, y dado que la expectativa de vida era mucho menor en el mundo antiguo que en la mayoría de los países actuales, es probable que José muriera al alcanzar Jesús la edad de 30-33 años, lo que supondría que tendría entre  40 ó 50 años, una edad avanzada para aquel tiempo en que los jóvenes se casaban entre 14 y 18 años.

En cambio, a María se la cita durante todo el ministerio público. Así aparece en Mc 3,31 donde se dice:

“Llegó su madre con sus hermanos, y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. Una multitud estaba sentada en torno a él. Le dijeron: -Mira, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. Él les replicó: -¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y, paseando la mirada por los que estaban sentados en corro en torno a él, dijo: -He aquí mi madre y mis hermanos. Quienquiera que lleve a efecto el designio de Dios, ése es hermano mío y hermana y madre”.

Este texto muestra la tensión existente entre Jesús y su familia, que no entra a oír a Jesús, sino que quiere sacarlo de su actividad: "Quedándose fuera, lo mandaron llamar", dice el evangelista. Jesús, por su parte, se muestra partidario de una nueva familia, frente a la familia natural: la de aquellos que llevan a efecto el designio de Dios.

Diferente tratamiento y papel tiene María en el evangelio de Juan donde aparece dos veces. En las bodas de Caná y al pie de la Cruz. En las bodas de Caná, María actúa de mediadora entre Jesús y los invitados:

"Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y fue invitado Jesús, como también sus discípulos, a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús se dirigió a él: -No tienen vino. Jesús le contestó: -¿Qué nos concierne a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: -Cualquier cosa que os diga, hacedla”.

Extraña forma de dirigirse Jesús a su madre, llamándola “mujer”. El matrimonio es en el Antiguo Testamento símbolo frecuente del amor de Dios por la comunidad y en el Nuevo, símbolo de la unión del Mesías con la comunidad cristiana. Pero la boda de Jesús no se anuncia como presente, pues “no ha llegado la hora”. “La hora” apunta a la muerte y resurrección de Jesús, que ratifica la antigua alianza de amor de Dios con su pueblo.

En el evangelio de Juan aparece de nuevo María al pie de la cruz (Jn 19, 25-27):

"Estaban presentes junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús, entonces, viendo a la madre y, al lado de ella, a su discípulo predilecto, dijo a la madre: -Mujer, mira a tu hijo. Luego dijo al discípulo: -Mira a tu madre. Y desde aquella hora la acogió el discípulo en su casa".

De nuevo llama Jesús a su madre “mujer”, como en las bodas de Caná. Pero ahora sí ha llegado el momento de la boda de Dios con su pueblo.

Finalmente, María aparece también al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,13-14):

"Cuando entraron, subieron a la sala de arriba donde se alojaban; eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres, además de María, la madre de Jesús, y sus hermanos".

De la familia de María poco dicen los evangelios. Hablan de su prima Isabel, por lo que Jesús y Juan Bautista fueron primos hermanos. De sus padres, Joaquín y Ana, y de la dedicación y vida de María desde los tres años en el templo, los evangelios apócrifos dan sobradas y fantásticas noticias. Estos mismos evangelios tuvieron la indelicadeza de presentar a José, el esposo de María, como hombre de avanzada edad y barba venerable, para preservar así la virginidad de su esposa, Madre-Virgen... José y María, en todo caso, debieron de ser unos jóvenes esposos, unos más entre tantas jóvenes parejas, sin especial relieve.

Además de estos datos de los evangelios sobre el nacimiento de Jesús, hay un solo relato, en este caso del evangelio de Lucas, que lo presenta casi adolescente, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas, a la edad de doce años, edad en la que se consideraba ya al niño responsable de sus actos y obligado a observar los 613 mandamientos de la Ley o Torá judía.