No hay otro secreto que rodearse de gente apasionada por lo que hace. Lo mismo vale para cortar chapa que para separar fragmentos de ADN o aspirar a proyectos de la envergadura de esta nueva Base Logística del Ejército. No hay más. Ayer, cuando se supo que Córdoba había dado el salto decisivo a su particular era industrial, siendo ya como es motor de la agroindustria y reina del patrimonio cultural de la humanidad, pero acuciada por el paro y la melancolía arrastrada por otros sueños frustrados, alguien me dijo emocionado que volvía también a creer en el periodismo. Yo le añado, y en la política. Porque a la pasión que muchos le han puesto a esta complicada apuesta --ánimo a Toledo y Jaén, que como Córdoba tras la Capitalidad Cultural frustrada en el 2016, podrán demostrar su enorme valía al igual que el resto de candidatas en un futuro cercano--, se ha sumado un segundo factor decisivo para cumplir la misión: la unidad de acción. Sun Tzu lo plasmó seis siglos antes de que naciera Cristo: planificación, proyección, información y estrategia. Cualquier militar sabe que en manos del azar se camina hacia una derrota segura. Y así, como un ataque relámpago perfectamente sincronizado, esa Córdoba institucional tan cuestionada siempre, abanderada por el Ayuntamiento y la Universidad de Córdoba, apoyada por la Diputación Provincial, la Junta de Andalucía, empresarios y sindicatos, ha encontrado en esta unidad de acción y en un proyecto sólido, creíble y sostenible, las mejores bazas para convencer a un Ejército exigente en sus planeamientos, y a un Gobierno responsable, que no se ha sometido a las presiones sino a los argumentos razonados y razonables que ofrece Córdoba y su proyecto. Pocas industrias como la de Defensa, sumada a la auxiliar, a la tecnológica y de servicios puede ofrecernos a partir de ahora mayores certidumbres de cara al futuro. De torpes sería quebrar esta unidad en este largo camino, apasionante, que ahora comienza.

Director de Diario CÓRDOBA