Tras el paso del Congreso de la Sabiduría y el Conocimiento, cuya presencia debo agradecer sinceramente a los organizadores, quisiera, al hilo de la ponencia de John Carlin, en diálogo con Santiago Segurola: El deporte como herramienta política , matizar algunas reflexiones que en mi corta intervención no pude hacer.

Ratifico mi inicio de que el nombre de la ponencia estaba equivocado. La ponencia, intuía, era un fantástico abanico de posibilidades de hablar sobre cómo el deporte puede hacer mucho por los pueblos. Y el principio de las intervenciones daba pie a pensar que oiríamos interesantes conclusiones al respecto, ya que Carlin tiró de "el factor humano" para explicar cómo un político, Mandela, supo aglutinar a través del campeonato del mundo de rugby de 1995 a un país que salía del período más negro de su historia.

Podíamos haber seguido escuchando, si nos remontamos en los tiempos, sobre cómo en los Juegos Olímpicos, Grecia, cuna de nuestra democracia, paralizaba los conflictos. Cómo el espíritu de Coubertain quería que así fuese en la reinstauración de los juegos. Pudimos haber escuchado cómo el deporte en los tiempos del telón de acero representaba un acicate que los políticos mantenían para tratar de demostrar la superioridad de uno u otro bando, de las brutales pruebas de selección de la República China para sus Juegos Olímpicos en 2008. De cómo el deporte se usa como instrumento de transformación social en los países escandinavos, donde no se mide el éxito por campeonatos o medallas, sino por practicantes, porque ello aporta mucho dinero ahorrado a las arcas públicas en medicina. Pero no. Salvo dos pinceladas que puedo recordar en alusión a Jessie Owens, en 1936, y a Tommie Smith y John Carlos, en 1968, el resto de la ponencia transcurrió entre mi asombro e indignación (y creo que el de la mayoría de los asistentes) hablando de... fútbol y, en su simplificación máxima, ni siquiera de eso, tan solo del Madrid y el Barça. ¿Esto es el deporte en nuestro país?

Reitero que Carlin, magnífico analista del mundo deportivo en todas sus vertientes, tiene un posible nuevo ensayo en comparar a un político: Mandela, y un país: Sudáfrica, con los políticos de aquí, y nuestra España, para saber cómo uno con un Campeonato del Mundo pudo conseguir lo que consiguió, y los de aquí, sin querer ser exhaustivo, con un Mundial y varios europeos de baloncesto, con un pentacampeón mundial de triatlón, con una campeona mundial de bádminton, con un Miguel Induráin penta ganador del Tour y dos Giros, campeonas del mundo de tiro, un puñado de títulos mundiales de motos con pilotos de todo el territorio autonómico, una selección campeona del Mundo de balonmano, un Rafa Nadal excelso, selección de waterpolo femenina campeona del mundo (como bien me recordaron algunos compañeros de asistencia a la ponencia), y una pléyade más de títulos de todos los deportes, deporte adaptado, y no se apuren los forofos... incluido la selección de fútbol de 2010, y el que para mí significó el verdadero y desaprovechado campanazo deportivo integrador que fueron los JJOO de Barcelona '92, y con todo esto... ¿qué hemos hecho? Porque el país está más desintegrado que nunca. Y puede que la clave la diesen los ponentes en una frase, puede que no se esté politizando el fútbol, es que lamentablemente lo que se está consiguiendo es la futbolización de la política. Y eso es triste y patético, porque ya los que están aquí son los hooligans (perdón por el anglicismo), los hinchas, que lo han invadido todo, y ya no se puede hablar de mejor o peor fútbol, tan solo podemos hablar de lo que hace mi equipo, y de que todo lo que haga el otro es malo y perverso y van contra mí. Los hinchas no son racionales, ni son capaces de apreciar si el rival hace buen juego, tan solo el propio y eso es triste.

Y perdón señores Segurola y Carlin porque la falta de tiempo no dejó enriquecer el diálogo, pero no me vale su respuesta de que "es lo que la gente pide". Porque entonces lo que me dicen es que renunciaron a ejercer su carrera periodística, a calibrar las informaciones, a contrastarlas, a seleccionarlas. Y que tan solo se dedican a dar carnaza y luego retirarse y decir que es lo que la gente pide.

Me dicen que lo que vende es el tatoo de Ramos, el gayumbo de Ronaldo, o la mala educación de Mourinho, y eso es renegar de lo que se denominan "medios de comunicación social", que deben ejercer también la pedagogía y mostrar al resto de los ciudadanos del país que existen muchos deportistas más, que sacrifican su tiempo, y en muchos casos su vida, por hacer deporte, porque cuando lleguen unos JJOO ustedes despotrican de que no ganamos , que no tenemos medallas, cuando apenas le han dedicado segundos, milímetros cuadrados, o fotogramas en los últimos cuatro años a ese escaparate de deportes, y sus atletas han tenido que pagarse de su bolsillo en ocasiones hasta el billete para lograr su plaza.

Creo que desaprovecharon la ocasión de una magnífica ponencia. Mi reto como deportista y como ciudadano es que, como se dijo en la inauguración, volvamos en el próximo año a hacer este congreso de la Sabiduría y el Conocimiento, en Córdoba, y replanteemos correctamente la ecuación. Gracias.

* Deportista. Ex presidente de la

Federación Andaluza de Salvamento y Socorrismo y de la Federación

Andaluza de Triatlón