Dieciocho años después, TVE-1 ha recuperado uno de los concursos más representativos de la televisión española de la década de los 90, 'Grand Prix'. Lo ha hecho con el mismo presentador, Ramón García, y mezclando la nostalgia con novedades para aspirar a seducir a las nuevas generaciones de telespectadores. ¿Lo ha logrado? De momento, las audiencias dicen que sí, ya que el concurso se estrenó liderando con 2.572.000 telespectadores y un 25,1% de cuota de pantalla (281.000 y 21,4% en Cataluña), unas cifras nada desdeñables para los tiempos que corren. ¿Qué ha mantenido y qué ha actualizado el nuevo 'Grand Prix? Repasemos aquí cinco similitudes y diferencias, así como los aciertos y desaciertos de la actual versión.

Los presentadores

A cualquiera que hubiera visto el 'Grand Prix' original le costaría imaginarse el concurso sin Ramón Garcí. Así que TVE siempre ha tenido claro que había que mantener a su presentador. Ahora acompañado de dos 'partenaires': Michelle Calvó, "embajadora de los pueblos y padrina de los padrinos", y la 'streamer' Cristinini. Esta última es la baza del 'show' para conquistar a la audiencia más joven, por su tirón entre este tipo de público y su forma de retransmitir las pruebas desde una cabina, como si estuviera en una conexión de Twitch. Aunque en redes cosechó algunas críticas, Cristinini supo darle agilidad al concurso, así como un toque más actual y acorde a los nuevos tiempos.

La vaquilla

En los orígenes del programa, la vaquilla era la gran estrella del 'Gran Prix' con sus inesperadas sacudidas a los concursantes. Pero los tiempos han cambiado y la nueva Ley de Protección Animal prohíbe la presencia de animales vivos en programas de televisión, así que estaba claro que había que prescindir de ella. Se ha sustituido por la Supervaquilla, un personaje disfrazado que dificulta las pruebas a los concursantes cuando el equipo del pueblo rival hace uso de su comodín. Apela directamente a los nostálgicos.

Wilbur y la mascota dinosario

Dos de las incorporaciones del nuevo 'Grand Prix' son una mascota dinosaurio y el personaje del gimnasta bigotudo Wilbur, un cómico de pelo en pecho, fan del programa, que hace de conejillo de indias cuando Ramón García explica cómo funciona cada prueba. Provocó mucha división en las redes: o lo amas o lo odias.

Los padrinos

El programa recuperó la presencia de los padrinos, los famosos que van cambiando semana a semana y que ayudan y animan a cada uno de los pueblos. Este lunes fueron Lolita y Miguel Ángel Muñoz, y tuvieron un papel muy activo en pruebas clásicas como 'La patata caliente' (deben dar la cifra exacta que les pide Ramón García antes de que les estalle en las manos un enorme globo), 'Los superbolos' (dan indicaciones a un concursante con los ojos vendados para tirar unos bolos humanos) y 'El diccionario' (deben determinar, junto al alcalde del pueblo y un asesor, si la definición que les da el presentador de una intrincada palabra es la que correcta o no).

Las pruebas

El 'show' ha querido mantener algunos de los retos clásicos del programa, como 'La patata caliente', 'Los bolos', 'Los troncos locos' y 'El diccionario', pero añadiéndole otros nuevos con no menos carga física para los representantes de los pueblos. En 'El perrito piloto', los jugadores deben ir cogiendo banderillas ataviados con un paracaídas y con un ventilador encendido que les echa para atrás. En 'Los Ki-monos', han de traspasar un círculo y pasar por una red situada encima de una piscina para llegar hasta unos plátanos. Y en 'Escala como puedas', los concursantes se disfrazan de mariquitas para subir por una rampa. Mientras, 'Los pingüinos matemáticos' es una renovación de la prueba clásica 'Manos a la carta': disfrazados de pingüinos, los representantes de los pueblos deben tirarse sobre la cifra que corresponda al resultado de la operación matemática que les plantea Ramón García.