Colón descubrió América no porque llegase primero a ese continente. Los escandinavos reivindican que fueron los vikingos y hasta hay teorías de que polinesios, por el Pacífico, y árabes e incluso fenicios ya llegaron a América. Pero descubrir una cosa no consiste en llegar en primer lugar. Hay que ir, volver y, sobre todo, saberlo contar. Y eso, el primero que lo hizo con América fue el cordobés (pues en Córdoba pasó la mayor parte de su vida conocida) Cristóbal Colón. Todo descubrimiento y victoria histórica solo fragua si va acompañado de una buena estrategia de comunicación.

Digo todo esto porque hace mucho tiempo, va para más de dos décadas, en esta misma tribuna reflexioné sobre el problema que suponía la arqueología en Córdoba. Era cuando solo se oían quejas sobre lo mucho que entorpecían y encarecían las obras de los constructores, cuando los periodistas preguntaban por cada nuevo hallazgo, con la presión de la inmediatez de esta profesión, y los arqueólogos nos contestaban a la defensiva. Por cierto, algo comprensible también ante el clima anti-catas arqueológicas dominante, la visión cortoplacista de lo que es el desarrollo económico (centrado en el ladrillo y no en la cultura) y porque el trabajo del arqueólogo precisa de unos tiempos de reflexión y análisis muy diferentes a los de la prensa. Pero en todo caso, Córdoba con el potencial que atesora sus entrañas, no se merecía este divorcio. Más aún porque por entonces en otras muchas facetas el doctor Concha, Carlos Castilla del Pino, José Aumente, Antonio Gala, Julio Anguita o Matías Prats entre decenas y decenas de nombres cordobeses eran referentes en España en sus diferentes campos porque además de ser buenos... sabían comunicar.

Pues bien, ver el pasado domingo en mi canal favorito, National Geographic, el documental Córdoba, misterios ocultos, promocionado previamente por todo lo alto, ha sido incluso en lo personal una de las mayores alegrías de los últimos tiempos. Eché de menos en el programa descubrimientos espectaculares que no haya conocido antes por Diario CÓRDOBA en los últimos años. Pero eso no le quita méritos. ¡Menudo trabajo de divulgación! ¡Vaya impacto en toda España y el resto del mundo cuando se emita el documental en todos los países del canal temático! ¡Madre mía! ¡Si hasta me emocioné al ver a «mis» arqueólogos cordobeses en el reino televisivo del omnipresente y todo poderoso Zahi Hawass hablando de Córdoba en vez de pirámides!

Pero además me quedo con una frase del documental, la que afirma que en los últimos 30 años los logros de la arqueología cordobesa han sido espectaculares. Me atrevo a añadir que uno de ellos es haber sabido comunicar, educar, divulgar y hasta entusiasmar a la gente, comenzando por los propios cordobeses, con la riqueza histórica y patrimonial del subsuelo de la ciudad. Un éxito que no es fruto de un día sino de años de bien medidos esfuerzos. Al respecto, permítanme citar entre los artífices a Desiderio Vaquerizo, con iniciativas como «Arqueología somos todos», la de los responsables del Museo de Medina Azahara y los de la Mezquita-Catedral o a Lola Baena, al frente del Museo Arqueológico, al que ha convertido en referente español de la divulgación de esta ciencia. Por cierto, un saber ya cercano para los cordobeses que hemos empezado a tomar conciencia del lujo que es tener la historia siempre a pocos centímetros bajo nuestros pies.

Por supuesto que queda muchísimo por hacer, pero ver que además de grandísimos arqueólogos tenemos a enormes divulgadores, que se vaya superado un divorcio entre esta ciencia y la comunicación y que ello dará enormes réditos a esta ciudad en la industria cultural... es un motivo de esperanza y orgullo.