Artista: Melendi

Lugar: Teatro de La Axerquía

Fecha: 5 de octubre de 2019

Hay quien dice que el destino está escrito en algún sitio. Y hay quien sostiene que la casualidad no existe o, por el contrario, que es mágica y rige recreándose en nuestras vidas.

En el caso del cantante asturiano Ramón Melendi, como en el de casi todos, las lecturas son a gusto del consumidor, nunca mejor dicho. Pero la realidad está ahí, y algo de eso, enfocado hacia la diana musical por excelencia, el tema amoroso, cuenta la canción de título similar de este mosquetero mediático del panorama hispano y latino que vuelve a dar con el quid de la cuestión en su estudiado directo, esta vez en Córdoba.Córdoba

Producción, escenario, iluminación y sonido perfectamente engrasados para un espectáculo que llenó el cordobés Teatro de la Axerquía. Ramón sabe darle a su público lo que quiere, sin olvidar que antes de una gira la máquina productiva siembra para recoger. Faltaría más...

Más de dos horas de concierto ofreció Melendi y sus siete músicos el pasado sábado para delirio de un heterogéneo público con mayoría de juventud femenina, como es lógico para todo héroe de las ondas que se precie. Un diseño de escenario sugerente con seis pantallas de video hacían no perder detalle de todas las evoluciones musicales y teatrales del cantante, que interactuó con el público como pocos. Ellos le piden y él concede, hasta el punto de interrumpir varias veces su actuación, ya sea por atender a alguna seguidora traspuesta, para reiniciar sin rubor alguna canción, para darse un paseo por la grada, o incluso, para hacer subir a un chico, Dani, fiel parroquiano del melendismo, que le pidió cantar con él para interpretar juntos una canción en la que el invitado, en sus minutos de gloria, supo estar a la altura.

Melendi es un especialista en historias que muestra con el cubo de Rubik ya resuelto. Sonrisas y lágrimas en tiempos medios y baladas, sin alardes instrumentales de ningún tipo, para un público a sus pies que sabía de memoria sus textos para recordar. Ramón sabe qué necesitan y se lo da sin ninguna dificultad. Hay quien dice que entra en la clasificación de cantautor, pero, visto lo visto, se antoja anclada esa definición que aun se visualiza más desnuda.

No faltaron algunos de sus éxitos, como por ejemplo la socorrida Déjala que Baile, Destino o Casualidad, Lágrimas desordenadas o Mi código Postal.

Fue requerido para varios bises en una noche previsible en casi todo. Aun así, consiguió dibujar las merecidas sonrisas de satisfacción en la mayoría de los asistentes. Objetivo superado.