En algunos libros de versos entra la luz a la vez que el viento y se mueven los ramajes de su estructura poética despacio, produciendo un estremecimiento en el lector que tiene mucho que ver con lo sagrado y la pureza exquisita de esas tardes donde la claridad huele a jazmín. En este poemario de Álvaro Galán, muy bien construido y armónico en su esencia, uno siente a la vez la luz y el viento estremeciéndose en algunos fragmentos de las piezas que lo integran. Hay distintas capas líricas y temáticas en su estructura por donde transpira un sublime magisterio que en más de un momento llega a sorprender. La elegancia, el tono exquisito, reflexivo, en algunos momentos, y en otros, más emotivo o, de alguna manera, íntimo y familiar, dan consistencia a un libro hermoso y diáfano en el que nada sobra, ni tampoco falta. Quizá fue esa consistencia lírica esencial lo que cautivó al jurado del Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina, que concedió a este poemario el citado galardón en su edición más reciente. Sin duda, este libro tiene una calidad poética que, en algunos instantes, resulta sorprendente, como cuando el autor escribe: «Él dijo corazón y entiende piedra/de azufre en el costal, y dijo casa/y le brotan zarzales de los ojos» (pág. 18).

Y unas páginas más adelante, en otro poema inmenso, excepcional, titulado «Desencuentro», hallamos estos versos: «Al albor de septiembre,/ la luz del mediodía se hace otra/más blanda y más antigua,/pero guarda/su pureza perfecta en las alturas» (pág. 53).

Estamos ante un libro bien equilibrado, en el que se concentra el temblor de la elegancia con el pálpito dulce de una sencillez desnuda que en algunos poemas roza lo doméstico, esa sobria y fecunda familiaridad que da nombre y sentido en su esencia la obra en sí. De entre todas las piezas poéticas del volumen podríamos citar, aunque todas son de altura, las tituladas «Un rito de pasaje» (pág. 15), «Pedregalejo» (pág. 28), «Jardín inglés en Roma» (pág. 39), de un elegante tono culturalista, y, sobre todo, «Fascinación» (pág. 54), donde hallamos los versos mejores del conjunto: «La higuera es un clamor. Hay pájaros que pulsan/las cuerdas del misterio» (pág. 54). Sólo por leer y degustar el tono exquisito, límpido, emotivo, de este último poema (esa hoguera encendida por la mano del misterio) merece la pena adentrarse en este libro donde lo narrativo se conjuga magistralmente con lo lírico, y lo reflexivo con lo emocional. Dividido en cuatro partes distintas, pero complementarias («Casa vacía», «Calendas griegas», «Passage de los fantasmas familiares» y «Salón de los espejos»), Ficciones familiares es uno de esos poemarios que no solo emocionan sino que invitan a la reflexión.

‘Ficciones familiares’. Autor: Álvaro Galán Castro. Editorial: Hiperión. Madrid, 2019.