El estado de ruina del palacete de El Jardinito y el riesgo que presentaba para la integridad física de los trabajadores fue lo que hizo que el arquitecto responsable del proyecto, Félix Pozo, solicitase al Ayuntamiento su declaración técnica de ruina y posterior demolición. El estudio geotécnico previo que se realizó no detectó ese riesgo en el inmueble que albergaría el futuro teatro, cosa que sí vieron los últimos sondeos. Así lo ha expresado Félix Pozo a pie de obra, donde estuvo con el delegado municipal de Cultura, Javier Ariza (PA). Pozo señaló que el edificio carecía del 60% de su cimentación, lo que le llevó a no "firmar esa cimentación y a solicitar al Ayuntamiento la declaración de ruina técnica, puesto que para mí la reparación del edificio suponía un coste muy elevado en comparación con el valor de la obra nueva".

SOLO LA FACHADA De este edificio sólo se ha conservado parte de su fachada, ya que al estar considerado como de tipo B permitía la demolición hasta ese extremo. Allí se construirá un palacete similar que integrará en su parte trasera el teatro de nueva planta. En estos días se está concluyendo la estructura de su caja escénica.

En torno al año 1996 un empresario pontanés hizo una propuesta informal a los responsables municipales para su conversión en hotel a cambio de una cesión por un periodo de 30 años, sin que por ello el Consistorio perdiera su propiedad, según ha podido saber este periódico. El empresario se encargaría de restaurarlo. La iniciativa no cuajó al apostarse por la construcción de un teatro que garantizase la salvación del palacete.

El Jardinito, construido en 1930 por la familia Pallarés de la Yglesia siguiendo los cánones de los palacios italianos de Pompeya, estuvo habitado hasta 1989.