Los cordobeses se han sumado en los últimos tres años al fenómeno del consumo compartido en medios de transporte, como muestra, por ejemplo, el que la web blablacar.com, referencia en este campo a nivel nacional, ofertaba la pasada semana 1.100 viajes hasta el 1 de noviembre con Córdoba como ciudad de origen o de paso del viaje.

Este tipo de plataformas es la más llamativa muestra del denominado "consumo colaborativo", que no solo busca el ahorro, sino incluso responde a una filosofía: la vuelta a un viejo estilo de vida más ecológico, menos derrochador y donde las personas mantenían relaciones más humanas compartiendo bienes. Eso sí, ahora, usando internet.

Los usuarios de estas plataformas de viajes lo tienen claro y basta algunos de los miles de comentarios de conductores y pasajeros. De hecho, algunas de estas webs funcionan auténticamente como una red social más.

EL FUNCIONAMIENTO A los que aún no han usado estas plataformas de coche compartido, se les puede explicar el funcionamiento de una forma muy simple, aunque haya tantísimas diferencias entre unas y otras: el conductor entra, se identifica y da cuenta del viaje programado, las plazas libres, el precio (hay calculadoras para fijar una cantidad justa con ciertos márgenes, pero sin entrar en lo que sería un negocio), sus preferencias y condiciones para el pasajero: cuánto equipaje puede llevar, si admite o no mascotas, si permite fumar... Incluso si suele hablar mucho o poco. Mientras, los posibles pasajeros hacen otro tanto. La web permite a ambos contactar (a veces previo pago con tarjeta, la mayoría solo con registrarse) e incluso chatear para conocerse o despejar dudas antes de recoger al pasajero.

Ahora bien, ¿dónde está el beneficio para las webs? En algunos casos, en la publicidad de la página aunque en la mayoría, cuando hay pago previo con tarjeta, en la comisión que se obtiene por parte del conductor o el pasajero. Por ejemplo, la popular blablacar.es, tras tres años de implantación en España con decenas de empleados y permitiendo el contacto entre conductores y viajeros gratis, ha pasado a cobrar al pasajero mediante tarjeta y en trayectos de más de 200 Km entre un 10 y un 15% del precio, explica Elsa de la Haza, responsable de comunicación. También hay plataformas, hay que reconocerlo, que permiten un sensible margen al conductor más allá de compartir gastos, lo que rayaría en la ilegalidad. Basta recordar la polémica con el sector del taxi en España cuando echó a andar el servicio de conductores de Uber en Barcelona.