Rafael Capilla, camarero del bar restaurante Mamalí (Fátima) descubrió el sistema de coche compartido hace poco, a mediados de mayo, cuando concertó su primer trayecto, nada menos a Barcelona, que en vehículo turista puede considerarse un viaje largo . A finales de julio volvió a usar este mismo sistema y para igual destino. Calcula que se habrá ahorrado unos 40 euros en ambas ocasiones y "nunca ha habido problema". Al contrario, elogia la amabilidad de los conductores con los que ha coincidido. "Uno, aunque no se podía fumar en el coche, paraba para que echáramos un cigarrillo. Muy buena gente". No descarta seguir utilizando el coche compartido en el futuro.