Los ministros socialistas suelen ser cautos a la hora de referirse a Podemos, y aún más cuando comparecen desde la Moncloa, pero este martes dos de sus piezas más importantes han lanzado contundentes advertencias a su socio de coalición, que lleva semanas presionando en público al PSOE para que tome medidas sociales más ambiciosas, apuntándose después el tanto de esas iniciativas cuando son aprobadas. La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha pedido a los morados que abandonen las “cosas de la política” y se centren en lo importante, la “política de las cosas”. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ha señalado que el trabajo del Ejecutivo es siempre “coral”, sin “solistas”, y que por lo tanto no tenía sentido atribuirse en exclusiva la paternidad de alguna medida.

Pero Podemos, y en especial Pablo Iglesias, no tiene intención de cambiar de actitud. El sábado, el vicepresidente segundo aireó ante la plana mayor de su partido el “conflicto” que mantiene con Pedro Sánchez y llamó a sindicatos y movimientos sociales a presionar al Gobierno. Este martes, mientras el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, explicaba el decreto antidesahucios, producto de la negociación entre morados y socialistas, Iglesias, que no compareció en rueda de prensa, publicó en vídeo en el que detallaba, precisamente, el decreto antidesahucios.

Pocas veces la batalla por el relato se plasma de forma tan clara y simultánea. Todo después de una reunión del Gobierno muy fructífera, como prueba la aprobación de las normas que impedirán hasta mayo los lanzamientos de viviendas y los cortes de suministros, la reforma de la Administración para agilizar la ejecución de los fondos europeos y las ayudas a la hostelería.

“El Consejo de Ministros de hoy es la prueba de que el Gobierno está dedicado a la política de las cosas, a lo que le importa a la gente, no a las cosas de la política”, ha dicho Montero. Y eso, continuó, no tiene “nada que ver con elementos como si uno sale antes o después de otro o si hay discusiones sobre las medidas”.

La frase prueba que ha cambiado la forma en la que la parte socialista del Gobierno, mayoritaria, encaja las críticas de su socio. Hasta ahora, las habían minimizado. Pero este martes, en lugar de continuar con la misma táctica, Montero ha dibujado a Podemos como un partido preocupado por sacar rédito a las iniciativas, cuando eso debería permanecer en un “segundo plano”, mientras que los socialistas se vuelcan en tomar decisiones que afectan a los ciudadanos. “Estamos trabajando más allá de que alguien se haga padre o madre de alguna medida”, ha señalado la portavoz y ministra de Hacienda. “El trabajo de un gobierno es coral. En muy pocas ocasiones hay solistas. Es imposible encontrar que el trabajo sea de una sola área. Los reales decretos que hemos aprobado hoy tienen tres o cuatro ministerios proponentes”, ha añadido Calvo.

El salario mínimo

Ahora que los Presupuestos han sido aprobados, el PSOE no quiere continuar cediendo terreno a Podemos, que ha ganado varias de las batallas internas de los últimos meses dentro del Ejecutivo, como la limitación de los precios de los alquileres y la prohibición de cortar el agua, el gas y la luz a los más vulnerables, aprobada este martes.

Montero y Calvo han dicho ‘no’ desde la Moncloa a dos importantes reivindicaciones de los morados. Por un lado, la actualización del salario mínimo. Tras recordar que este ha subido más de un 30% desde que Sánchez es presidente, la ministra de Hacienda se ha detenido en la importancia de “actuar con inteligencia política” y “acompañar el momento tan grave que estamos viviendo”, para que “las empresas puedan sortear estos seis meses de la mejor manera, sin destruir nuestro tejido productivo”. Es decir, que no habrá actualización durante este "semestre".

El otro asunto en discordia ha sido la reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), de la que finalmente socialistas y morados solo han registrado en el Congreso una parte, para limitar las capacidades de hacer nombramientos del organismo cuando este se encuentre en funciones, como está ahora debido al rechazo del PP a pactar. Pero Podemos quiere impulsar también la otra parte de la modificación, mucho más controvertida, que implica rebajar las mayorías necesarias para renovar el CGPJ y que los conservadores dejen de ser indispensables para su renovación. Los morados, de hecho, se plantean intentar esta reforma, criticada por la UE, a través de enmiendas parciales a la modificación que ya se encuentra en la Cámara baja. Pero Calvo ha cerrado totalmente la puerta, luciendo por el camino el tamaño del grupo parlamentario socialista (120), frente al de Podemos (35). “No vamos a tramitar nada que afecte a las mayorías necesitarías. No está en el ánimo del grupo mayoritario de la cámara”, ha zanjado la vicepresidenta.