La revisión de las proyecciones de la Unión Europea para el 2012 eran muy esperadas. Más todavía en España, donde el Gobierno dice que es la razón del retraso presupuestario. Y Rehn, el comisario finlandés, no dio el jueves buenas noticias.

La eurozona vuelve a la recesión. La tímida recuperación del 2010-2011 se truncará este año, pues el PIB caerá el 0,3%. Y aunque la Comisión Europea la califica de suave (en el 2009, el PIB bajó el 4,3%), admite que hay riesgo de ir a peor. Una segunda recesión en tres años cuando el mundo --sin la UE-- va a crecer el 4,5% --con recuperación en EEUU y Japón-- indica que la política de Bruselas, condicionada por el Gobierno conservador alemán, no ha fructificado. Y ello se confirma cuando la CE admite que la crisis de la deuda (dos años después del primer plan de ayuda a Grecia) es la principal razón del cambio respecto a noviembre. Entonces Bruselas creía que la zona euro crecería el 0,8%.

Las recetas de Merkel no han funcionado y el crecimiento va a menos incluso en Alemania. Lo más preocupante es que Rehn avisa de que nuevos incidentes en la crisis de la deuda, o una subida del precio del petróleo --por la tensión política con Irán--, empeorarían las cosas. Y la perspectiva sería más sombría sin la decisión del BCE (salvando las reticencias alemanas) de inundar de liquidez a la banca para evitar el colapso de la deuda soberana y combatir la sequía crediticia.

Y si Europa va a menos, España, Italia y no digamos Grecia y Portugal irán peor. El PIB español caerá el 1%, sin contar el segundo ajuste de Rajoy, que se conocerá con los presupuestos del Estado tras las elecciones andaluzas. Y el Ejecutivo de Bruselas es realista. El aumento del paro y el endeudamiento familiar fuerzan la caída del consumo privado, el gasto público bajará por los ajustes fiscales y la inversión --con poco crédito-- no reaccionará. El único consuelo es que las "relativamente resistentes exportaciones" compensarán algo la caída de la demanda interna. Ya ha sido así en el 2011. Las ventas al exterior subieron el 15%, por encima de la media de la zona euro e incluso de Alemania. Los exportadores --que han invertido y han hecho sus deberes-- nos están salvando, junto al turismo, de una debacle.

Lo peor es que la pesadilla puede no acabar en el 2012 sin un giro en Europa. En el 2008 y el 2009, con el inicio de la crisis, el PIB español sufrió menos que la media europea (aumento del 0,9% y caída del 3,7%, frente al 0,4% y el 4,3%). Es a partir del 2010 --ajuste de Zapatero, en parte por la miopía de Merkel ante Grecia-- cuando nuestra economía (caída del 0,1% e incremento del 0,7%) se comporta peor que la de media del euro (caída del 0,1% y subida del 0,7%, frente a aumentos del 1,9% y el 1,4%). Y el 2012 será malo, ya que --aunque la CE nos permita un déficit superior al 4,4% del PIB-- el segundo ajuste fiscal ascenderá a un mí- nimo de 15.000 millones (como el de diciembre). Y a corto plazo, la reforma laboral no creará empleo y puede alentar los despidos y contraer el consumo.

España debe seguir con sus deberes: una devaluación interna razonable que estimule el cambio de modelo productivo. Pero la coyuntura no mejorará si la UE no modula. ¿Es posible? Sí, en primer lugar porque se ha visto que primar solo la austeridad (doctrina Merkel ) no funciona. Segundo, porque el Reino Unido, Italia y España, por motivos diversos, empiezan a levantar la voz para atender al crecimiento. Y la revista Time dice que Monti es "el hombre más poderoso de Europa". Tercero, porque el socialista Hollande puede ganar (según las encuestas) la elección presidencial de mayo. Y Francia forzaría la mano de una cancillera que no está en su mejor momento. Pero no se confundan: sin política-ficción, la perspectiva es áspera y cruda.