Si Mariano Rajoy alcanza algún día el palacio de la Moncloa, nadie podrá decir que su camino no ha estado empedrado de dificultades. Vencedor indiscutible hace algo más de un año de un congreso al que llegó con el agua al cuello, el próximo martes se enfrenta a otra reválida similar. Para superarla deberá demostrar que su amenaza de imponer mano dura no es otro puñetazo en el aire. Sus fieles así lo han entendido y ayer salieron a la palestra para prepararle el terreno. Los marianistas auguraron que su liderazgo saldrá reforzado de un comité ejecutivo destinado a zanjar los crecientes focos de rebelión.

El que más claro habló fue el más alejado de las turbulencias madrileñas y valencianas. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, echó mano del congreso de Valencia para recordar al frente crítico que "el señor Rajoy es un gran líder que gana congresos frente a otros que ni se presentan", en referencia a Juan Costa, hermano de Ricardo Costa, y quizá también a Esperanza Aguirre. Estos, afirmó, "no se lideran ni a sí mismos". "Tenemos un gran líder, serio, sensato, honesto y que no improvisa", dijo.

Un discurso similar realizó el portavoz del PP en el Senado, Pío García-Escudero, que participaba en una reunión de cargos municipales del partido conservador en Extremadura. "La reunión del comité ejecutivo servirá para reforzar el partido y a su líder, y para dejar claro el trabajo que tiene que hacer cada uno", auguró, no sin recordar también que quien ganó en Valencia "con el 80% de los apoyos" fue Rajoy.

FRAGA ESTARA El presidente de honor del partido, Manuel Fraga, anunció que apoyará a su paisano participando como el que más en el comité ejecutivo, "donde se tomarán medidas para que la situación termine". El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, instó a sus correligionarios a renunciar "a poner los intereses personales por encima de los ciudadanos" y les llamó a "apoyar a Rajoy, porque, según las encuestas, si hoy hubiera elecciones, el PP ganaría y sería presidente, por lo que es necesario dedicar el cien por cien del tiempo a los ciudadanos". También recordó a "quienes ahora dudan" que, "en 1996, España salió de la crisis con el PP y que de la mano de Rajoy se ganaron las elecciones europeas y se ganó en Galicia y en el País Vasco".

El desafío del líder de los conservadores es doble. Por un lado debe cortar de raíz las hostilidades entre Aguirre, la presidenta madrileña, y Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde, tanto por las declaraciones del número dos de este último como por la presidencia de Caja Madrid. Por otro, debe pilotar la digestión del cese de Ricardo Costa como secretario general del PP valenciano.

Ante la situación de debilidad del presidente valenciano, Francisco Camps, los tres barones provinciales enseñan sus cartas. La primera prueba de fuego será el nombramiento del sucesor de Costa. Los zaplanistas han propuesto que el nombre salga de un acuerdo mayoritario. Así lo pidió ayer José Joaquín Ripoll, el presidente del PP alicantino, al exigir "que nadie se invente ahora un secretario regional mirándose al espejo".

HERIDAS ABIERTAS El presidente provincial de Valencia, Francisco Rus, aceptará "al que ponga Camps". Rus demostró también con sus palabras que las heridas abiertas por la liquidación de Costa no se cerrarán tan fácilmente. Esa decisión "hay que acatarla", dijo, pero añadió que "no puede ser que un día sea un fenómeno y al día siguiente no".

Los tres barones propusieron días atrás una cita conjunta con Camps para afrontar la reestructuración del partido y del Ejecutivo, pero el presidente no ha respondido. Además de la reprimenda a Gallardón y Aguirre, Rajoy podría poner firme a Camps si no se presenta al encuentro con su casa en orden.