En la CNMV

El Sabadell asegura que la opa del BBVA le puede hacer perder personal cualificado y oportunidades de negocio

El banco también ha advertido del coste que puede suponer la ruptura de sus acuerdos con otras empresas si triunfa la oferta

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con el presidente del Sabadell, Josep Oliu, en la reunión anual del Cercle d'Economia

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con el presidente del Sabadell, Josep Oliu, en la reunión anual del Cercle d'Economia / Quique García

El Sabadell vuelve a defenderse, dentro de los estrechos márgenes que le permite la ley. El banco ha advertido este jueves que la opa hostil que le ha lanzado el BBVA le expone a "múltiples incertidumbres". En concreto, el banco catalán ha asegurado que le puede hacer perder "personal cualificado" que busque "otras oportunidades profesionales ante el riesgo de pérdida de su empleo en el caso de prosperar" la oferta (toda fusión conlleva reducción de plantilla, sobre todo en la dirección de la entidad absorbida). También ha afirmado que le podría ocasionar "pérdidas de oportunidades de negocio como consecuencia de las limitaciones a la actuación de los órganos de administración y dirección de Banco de Sabadell durante la pendencia de la opa".

La ley de opas, así, obliga a los administradores y directivos de las entidades objeto de una oferta, en beneficio de sus accionistas, a guardar un "deber de pasividad". Es decir, a no realizar movimientos que puedan hacer descarrilar la operación, salvo unos casos muy tasados. Sin embargo, la normativa le permite un pequeño espacio de maniobra. Su consejero delegado, César González Bueno, lo aprovechó la semana pasada, al asegurar que el consejo del Sabadell rechazó la primera oferta amistosa de fusión del BBVA porque consideró que lograr los 850 millones de euros de sinergias estimadas por el banco de origen vasco obligaría a un desembolso de unos 2.550 millones, un 75,8% más que los 1.450 millones calculados por su competidor.  

Coste de las alianzas

La entidad, en la misma línea, ha aprovechado un documento que está obligado por normativa europea a publicar periódicamente como entidad cotizada en bolsa (el Documento de Registro Universal) para insistir en la idea de que la opa del BBVA le perjudica (y por tanto, también a sus accionistas, a los que va dirigida la oferta de su competidor). El Sabadell, así, ha advertido también de la incertidumbre que la opa supone sobre los "acuerdos estratégicos" que tiene suscritos con otras empresas para negocios como los de seguros de vida y generales, gestión de activos y depositaría institucional, y sobre los costes "que pudieran derivarse" para el banco de la "extinción de dichos acuerdos". 

González Bueno, precisamente, apuntó la semana pasada que el consejo de su entidad también rechazó la operación porque entendió que el BBVA no había incluido en sus estimaciones del gasto para obtener las sinergias el coste de romper las alianzas del Sabadell con otras firmas, principalmente con Amundi en gestión de activos y Allianz en seguros. Tampoco, continuó, el impacto negativo de ajustar la valoración de los créditos y la cartera de deuda del banco catalán, práctica habitual en cualquier fusión. Todo esto, remató, llevó a los administradores a la conclusión de que el impacto en el capital de la entidad fusionada sería "significativamente superior" a los 0,3 puntos anunciados por el BBVA.

Efectos adversos

En el documento de este jueves, el Sabadell también apunta que "en este momento no es posible prever la duración del proceso de revisión regulatoria y autorización por la CNMV de la opa -si bien BBVA ha estimado la duración de la opa en un período de entre seis y ocho meses- ni el resultado que eventualmente, de ser aprobada, pueda tener la opa". Asimismo, se refiere en general a la incertidumbre que le supone la oferta por "otros potenciales efectos adversos en la evolución de los negocios del Grupo Banco de Sabadell derivados de la opa". 

El banco también recuerda que el pasado 14 de mayo suspendió temporalmente su programa de recompra y amortización de acciones (una forma de remunerar al accionista, al elevar el valor de los títulos no amortizados) a petición de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El banco había comprado ya títulos por valor de 92,86 millones de euros, lo que representaba aproximadamente el 27,31% del importe máximo previsto en el programa. Fruto de ello, su autocartera ascendía al 1,45% de las acciones propias, que por tanto no aceptarán la oferta del BBVA (condicionada a alcanzar el 50,01%). No es un porcentaje despreciable. De hecho, no es muy inferior al de sus principales accionistas: BlackRock (3,906%), Dimensional Fund Advisors (3,793%), el inversor mexicano David Martínez Guzmán (3,567%) Millennium Group Management (1,953%), Norges Bank (1,815%) y Vanguard Total International Stock Index Fund (1,338%).