Se levantó toda la barrera del Bayern y Cristiano colocó la pelota por debajo para fusilar a Neuer y firmar una paliza histórica (0-4) para plantarse en la final de la Champions en Lisboa en busca de la ansiada Décima. Ahí, el 24 de mayo, se encontrará con uno de dos grandes conocidos. O el vecino Atlético, que tiene a tiro la Liga, o con Mourinho, nada menos.

Fue una derrota que jamás olvidará Guardiola. Del 7-0 al Barça hace un año se pasó al 5-0 al Bayern, suplicando los jugadores alemanes, sobre todo Robben, que el colegiado portugués Proença pitara el final del partido. El final de una agonía.

Ni en sus peores pesadillas imaginó Guardiola una derrota tan humillante y dramática media hora. Dramática porque el Madrid le sometió a un castigo cruel con dos goles a balón parado (ambos de Sergio Ramos, el primero a la salida de un córner, el segundo en una falta lateral) y después una obra maestra del contragolpe madridista rubricada por Cristiano Ronaldo. El Madrid, además, ni sufrió para volver a una final europea, 12 años más tarde de la sublime volea que protagonizó Zidane en Glasgow. "Es un sueño, la Champions me debía una, sobre todo ante el Bayern. El penalti, el gol que me anularon aquí a Khan", proclamó Sergio Ramos. El mismo que envió un penalti a la azotea del Bernabéu y anoche logró dos tantos. Acabado el partido, se pusieron los madridistas una camiseta: "A por la Décima".

EL CAMPEON, DESANGRADO Se desangró el campeón de Europa deprimiendo a Guardiola. En las dos semifinales que había perdido, ambas con el Barça (Inter de Mou en el 2010 y Chelsea de Di Matteo en el 2012), jamás tuvo un desplome tan monumental. Poco más de media hora y ardían los árboles en Múnich. Aquel 7-0 del equipo de Heynckes enterró a los azulgranas. Y este 0-3 en apenas 34 minutos, con otro récord para Cristiano (16 goles en la actual Champions), retrató la profunda decadencia bávara.

PEP, ATONITO Pep Guardiola estaba atónito. Nunca un equipo suyo cayó al abismo sin coartada alguna. Los jugadores no tenían respuestas. El Real Madrid volaba; el Bayern ni caminaba. Un año después, el Madrid de Ancelotti era el Bayern de Heynckes y el Bayern de Guardiola era como el Barça de los 100 puntos que salió destrozado por la puerta trasera de la aristocracia europea.

EL EXITO DE ANCELOTTI Al Madrid que le metió cuatro goles el Barça en el Bernabéu no ha sabido como desactivarlo el Bayern de Múnich. Y Ancelotti, el pacificador, encerró en su trampa a Tata, le ganó la final de Copa del Rey, y a Guardiola, en la semifinal europea. Aprendió tanto el técnico italiano de aquel doloroso 3-4 que encajó en su casa (23 de marzo) que ha salido reforzado hasta llegar a Lisboa impulsado por un cohete supersónico. En Múnich, mientras las llamas rodeaban el majestuoso Allianz y Carletto salía anoche convertido en un héroe, Guardiola quedaba abatido porque su propuesta de fútbol contracultural no caló.

NI ALMA NI PASION No había alma ni pasión en el Bayern, que se rindió sin competir como alemanes (cero goles en 180 minutos), mientras el público volvía a casa tras silbar y abroncar a su equipo sin entender que pasó. El Madrid, a un paso de la Décima. Si le deja, claro, el Atlético de Madrid de Simeone o el Chelsea de Mourinho.