COSMOPOÉTICA

El novelista irlandés John Banville asegura en Córdoba que su obra "es poesía, pero no verso"

El autor de 'Las singularidades', alter ego de Benjamin Black, despliega su humor y desvela algunos de sus secretos frente al papel blanco

El escritor John Banville fue el protagonista de los ‘Cosmodiálogos’ de este jueves.

El escritor John Banville fue el protagonista de los ‘Cosmodiálogos’ de este jueves. / LUIS RIVERA

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

El novelista irlandés John Banville ha pasado este jueves por el sillón de las confesiones literarias del festival Cosmopoética de Córdoba, instalado en la Sala Orive, en una sesión presida por su peculiar sentido del humor, que estuvo precedida por un encuentro con los medios en los que desveló cómo se enfrenta al papel en blanco. Según Banville, que utiliza el pseudónimo de Benjamin Black en sus novelas policiacas, su personalidad se desdobla en dos según el tipo de texto que vaya a plantear. «La novela policiaca se tiene que escribir rápido, hay que plasmar lo que sale de forma espontánea, sin pensar demasiado», asegura, «mientras que la prosa (el resto de sus obras) requiere más concentración porque es como la poesía, hay que extraer la esencia». En este momento, acabado su último libro, Las singularidades (2023), prepara una autobiografía que estará, aseguró con sorna, «llena de mentiras, por supuesto». En su opinión, «cuando la experiencia se cuenta con palabras se cambia de forma automática porque no se puede representar la experiencia al cien por cien, vivir es una cosa y leer y escribir otra muy distinta, sería una locura pensar que lo que uno escribe representa la realidad». 

Al hilo de su visita a Cosmopoética, contó que de adolescente escribió poesías de amor aunque según él su obra «es poesía, no verso». Para él, hay tres formas de escritura: prosa, verso y prosa poética, que es lo que él intenta hacer. «No sé lo que es la belleza, pero para mí la poesía una forma de intensificación de todos los sentidos del ser humano». Para Banville, «el estilo de la novela es mucho más importante que quién es el asesino», por eso se esmera a la hora de describir con detalle los lugares y las situaciones de sus personajes. Cuando escribe, afirma, entra «en trance», lo que le lleva a veces a no identificarse en sus propios textos cuando los relee al cabo del tiempo. «Cuando me siento a escribir soy una persona y cuando me levanto, soy otra».

Nostálgico de sus tiempos como editor literario, confesó entre bromas que echa de menos el trabajo de oficina «que tiene algo íntimo que se perderán los que ahora teletrabajan». A la pregunta de si la crónica social contemporánea, llena de crímenes, violaciones y agresiones podría inspirar una de sus novelas negras, responde con rotundidad que no, porque «hay demasiada violencia». Según su mujer, las novelas de Bandvill, que tienen lugar en los años 50, «son de crimen educado». En su opinión, «la normalización de la violencia no es buena para los adolescentes ni para las víctimas de esa violencia». Tampoco se siente cómodo con el acceso temprano a la pornografía. «Esa exposición no puede ser sana, en mi época ver una rodilla disparaba la imaginación, supongo que cuando esos chicos se enfrentan a la realidad igual quedan decepcionados», aseveró.

Cosmoversos en Orive a cargo de Francisco Ferrer y Reiniel Pérez.

Cosmoversos en Orive a cargo de Francisco Ferrer y Reiniel Pérez. / LUIS RIVERA

Antes de John Banville, en Orive sonaron los versos de Reiniel Pérez, el autor más joven en ganar el premio Loewe y Francisco Ferrer Lerín, ganador del Premio de la Crítica.

Después, la actividad se trasladó a la Escuela de Arte Dramático con dos pases teatrales de Polidíptico geomántico del amor (una gramática mística).

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